Las autoridades de gobierno de nuestro país participaron este domingo de la entronización del papa número 267 de la Iglesia católica y primer estadounidense de la historia, León XIV. Santiago Peña y la primera dama visitaron ayer la tumba de Francisco, a cuyo funeral no asistieron.
El rito comenzó cuando el papa León XIV descendió a la cripta de la Basílica vaticana para orar ante la tumba del apóstol Pedro, acompañado por los patriarcas de las Iglesias católicas orientales. Es el gesto que recuerda la raíz apostólica del papado y su continuidad ininterrumpida desde el primer siglo.
Privilegio de blanco
El protocolo vaticano dictó un estricto código de vestimenta: la mayoría de las autoridades vistieron de negro, aunque un grupo selecto de reinas y princesas católicas —como Charlène de Mónaco y Letizia de España— hicieron uso del privilegio del blanco, una prerrogativa litúrgica exclusiva.
En el caso de las autoridades de nuestro país, Santiago Peña y Raúl Latorre, al igual que la primera dama Leticia Ocampos, estuvieron ataviados del estricto negro protocolar.
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Privilége du blanc (privilegio de blanco) otorga el Vaticano a las reinas católicas permitiéndolas vestir de este color en audiencias y otro tipo de actos como este, con el Santo Padre en Roma, no aplicándose a funerales, donde deben ir de negro.

También estuvieron presentes más de 30 Iglesias cristianas que enviaron delegaciones, mientras que la comunidad judía estuvo representada por 13 miembros, incluyendo varios rabinos, así como representantes de comunidades musulmanas, budistas, hindúes, zoroastrianas, sij y jainistas.
En su primera homilía como papa, León XIV arremetió contra “un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres”.