Este jueves, las intensas lluvias que afectaron a gran parte del país volvieron a poner en evidencia el estado de abandono en el que se encuentra esta comunidad rural, ubicada a 15 kilómetros del casco urbano de Atyrá, donde decenas de familias deben convivir con caminos en pésimo estado, sin ningún tipo de mantenimiento regular.
Antonio Ferreira, poblador de la zona, señala que esta es una situación que sufren desde hace más de 50 años, principalmente en la temporada de lluvias, cuando el barro se apodera de los caminos, los vehículos quedan atascados y hasta las motocicletas, que son el medio de transporte de muchas familias, resultan inutilizables.
“Cada vez que llueve, quedamos aislados. Si alguien se enferma, no puede salir rápido. Los niños no pueden ir a la escuela, y cuando llamamos a una ambulancia o a la patrullera, no pueden entrar. Es un abandono total”, expresó con resignación Ferreira.


Reclamo histórico sin respuestas
La comunidad de Bernardino Caballero ya ha elevado innumerables reclamos a las autoridades distritales y nacionales, solicitando la habilitación de caminos que permitan la circulación segura durante todo el año.
Sin embargo, a pesar de las promesas realizadas en varias administraciones, las soluciones definitivas no llegan, y los arreglos provisorios con máquinas y rellenos de tierra roja solo empeoran el problema en los días de lluvia.
“Ojalá las autoridades, desde la comodidad de sus oficinas, tengan un poco de empatía y se acuerden de estas familias olvidadas, porque la Constitución Nacional garantiza el derecho a caminos de todo tiempo. Esto no es un favor que nos tienen que hacer, es su obligación”, reclamó Lourdes González, pobladora de la compañía afectada.
Impacto social y económico
Más allá de las molestias cotidianas, la precariedad de los caminos también causa consecuencias sociales y económicas, porque productores de la zona ya no pueden sacar sus productos agrícolas a los centros urbanos, generando pérdidas importantes para sus familias.
Además, jóvenes estudiantes y trabajadores deben ingeniárselas para trasladarse a pie en medio del barro o, directamente, faltar a sus actividades porque el transporte público no ingresa hasta el lugar, situación que golpea fuertemente el desarrollo y las oportunidades en la zona.
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Exigen inversiones en obras viales
La ciudadanía reclama que se prioricen inversiones viales en zonas rurales históricamente relegadas, donde las necesidades son muchas y las respuestas son escasas. Piden que, más allá de los discursos, se establezca una planificación seria de caminos, con materiales adecuados y un mantenimiento constante.
Así, con cada aguacero, el barro vuelve a convertirse en un símbolo del abandono estatal y del desafío cotidiano que afrontan cientos de familias en Bernardino Caballero y zonas vecinas de Atyrá.
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