Los pacientes que acuden al Hospital de Lambaré para el área de laboratorio, deben esperar su turno parados, sin lugar para sentarse y a la intemperie. Embarazadas, niños, adultos mayores y personas con discapacidad se exponen al frío de un día como hoy o al intenso calor, en verano.
El termómetro es un elemento básico en la medicina y más aún en un hospital de referencia, como el de Lambaré; sin embargo, al lado de la puerta del RAC (Recepción, Acogida y Clasificación), se encuentra un cartel que avisa a los pacientes que deben contar con uno.
En el caso del área de laboratorio, la atención es por orden de llegada y la espera se desarrolla en fila, afuera y sin lugar para sentarse.
Las opiniones están divididas entre los pacientes de consultorio, donde se encuentran los que aseguran que “todo está bien”, y los que piden que se mejore el trato, el tiempo de espera y la infraestructura.
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Este viernes se constató la presencia de muchos pacientes de otras ciudades, como Ñemby, desde donde acuden por las especialidades con las que se cuenta, según indican.

La falta de un termómetro en el RAC preocupa a los usuarios, ya que en ese lugar deben controlar la temperatura, la presión arterial y la saturación, entre otros, para la clasificación dentro del marco de la gravedad para su atención.
El precio del termómetro ronda entre los G. 32.000 y más de G. 200.000, monto que no todos pueden pagar.