El suceso ocurrió este lunes alrededor de las 05:20, cuando el automóvil Toyota Premio, chapa HBP 345, conducido por el suboficial mayor César Luis Ledezma Ortellado, poblador de la compañía Cabañas de Caacupé, impactó contra un local de venta de comidas, causando daños materiales. Afortunadamente, no se registraron heridos, y el conductor se negó a recibir atención médica en el Hospital Regional de Caacupé, según el informe de los intervinientes.
Posteriormente, la Patrulla Caminera confirmó que el alcotest arrojó 1,118 mg/L de alcohol en sangre, casi el doble del límite que configura estado de ebriedad. A pesar de ello, la fiscal Cinthia Rotela, de la Unidad Penal Nº1, dispuso su libertad y la incautación del vehículo, limitándose a remitir las actuaciones a su unidad.
El hecho generó malestar entre los vecinos y en redes sociales, ya que, una vez más, un uniformado, llamado a dar el ejemplo, viola las normas básicas de seguridad vial y no enfrenta consecuencias inmediatas.
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Irresponsabilidad que arriesga vidas
Conducir bajo los efectos del alcohol sigue siendo una de las conductas más irresponsables y peligrosas al volante, una práctica que cada fin de semana enluta a familias en el país, y Caacupé es una de las zonas con más casos. No se trata solo de un error individual, sino de una decisión consciente que pone en riesgo la propia vida y la de inocentes que nada tienen que ver con la imprudencia ajena.
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A pesar de las constantes campañas de concienciación, los controles y las advertencias, todavía hay quienes creen que “pueden manejar igual” después de beber, subestimando los efectos del alcohol en los reflejos, la percepción y la capacidad de reacción.
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