Esta conmemoración se enfoca en las convicciones y prácticas que definieron su llegada y su permanencia en el Paraguay, primero en el Chaco y luego en otros lugares del país, afirmó el pastor Víctor Wall, uno de sus miembros.
La confesión religiosa es una historia de fe en Cristo, de búsqueda de la libertad de conciencia y culto, y del compromiso con una vida de servicio y trabajo, valores que se han mantenido vivos entre ellos. Estas convicciones y estos valores han dado impulso y orientación a todas las áreas de la vida, incluyendo las iglesias, la educación, la salud, la caridad, y la economía.
Los menonitas tienen sus raíces en la Reforma Radical de Zúrich, Suiza, alrededor del año 1525. Este movimiento nació de una convicción simple pero revolucionaria: que la fe en Jesucristo se basa en una decisión personal y consciente y se hace visible en una vida trasformada. Sus fundadores, a menudo perseguidos por sus creencias, practicaron el bautismo de adultos, el seguimiento radical de Jesucristo en sus vidas diarias, el pacifismo, y una vida de simplicidad. A través de los siglos, su compromiso con la libertad religiosa impulsó múltiples migraciones, motivados por el deseo de continuar y profundizar sus convicciones espirituales, forma de vida y su relación con Dios.
La llegada de los menonitas al Paraguay en la década de 1920 fue una culminación de estas migraciones. Las primeras familias que se asentaron en el inhóspito Chaco buscaban un refugio donde pudieran practicar y vivir libremente su fe. La lucha por sobrevivir en ese entorno extremo fue una gigantesca prueba de su fe y perseverancia. El Chaco Paraguayo se convirtió para ellos en un lugar, donde su dependencia de Dios y de la comunidad fueron probados y se hicieron más fuertes.
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“El Paraguay nos ofreció un santuario, no un imperio económico,” afirma un portavoz de la comunidad. “Nuestros ancestros vinieron con nada más que sus Biblias, sus herramientas de trabajo y su fe profunda en que este era el lugar al que Dios los había guiado. La prosperidad económica que hemos logrado es entendida como un subproducto de nuestro trabajo diligente y nuestra obediencia a los principios de la unidad, la cooperación y la sencillez, no como un fin en sí mismo. Este aniversario es un recordatorio de que nuestra verdadera riqueza no está en nuestros campos ni en nuestras fábricas, sino en nuestra comunión con Dios y en el apoyo mutuo”, explicó el vocero.
La diaconía: la fe en acción
El enfoque de los menonitas de Paraguay en una vida basada en su fe en Jesucristo se manifiesta a través de la diaconía, la práctica del servicio desinteresado. Lejos de ser una comunidad aislada, los menonitas han invertido consistente y generosamente en el bienestar de la sociedad paraguaya, especialmente en los sectores más vulnerables. Por esto, para ellos los hospitales no son solo centros de salud; son extensiones de su llamado a cuidar en forma integral a los enfermos. Las instituciones educativas no solo instruyen académicamente; son expresiones de su llamado a fomentar el crecimiento integral personal y comunitario.
La convivencia con las comunidades indígenas del Chaco es otra manifestación de su compromiso con la paz y el servicio, según manifiestan. A través de la evangelización y fundación iglesias y de desarrollo agropecuario, educación y salud, la colaboración entre menonitas inmigrantes e indígenas edifica puentes de entendimiento, cooperación y respeto mutuo que están enraizados en la convicción de que todas las personas deben ser tratadas con dignidad y respeto. Esta colaboración es un reflejo de su compromiso con la no violencia y la resolución pacífica de conflictos, principios fundamentales de su fe en Jesucristo.
Las celebraciones del quincuagésimo centenario de los menonitas incluyen eventos de reflexión y de agradecimiento. Ya se ha celebrado eventos religiosos y conferencias sobre la historia y los valores de los menonitas. Ya hubo actos de servicio comunitario que reafirman su compromiso con el Paraguay, el país que los acogió.
Con las nuevas generaciones
El vocero afirma que en estos eventos se enfatizaba la importancia de transmitir a las nuevas generaciones la esencia de su fe y vida: la centralidad de Jesucristo, la importancia de la iglesia y la vida en comunidad, el servicio, y el pacifismo.
“Estas celebraciones de los 500 años son momentos para mirar hacia el pasado con gratitud y hacia el futuro con la determinación de seguir siendo una luz para el entorno a través del testimonio de una vida de servicio en armonía con las enseñanzas de Cristo”, afirma Wall.
Los días 10 y 11 de octubre, la Iglesia Menonita Concordia de Asunción será sede de un evento conmemorativo con participantes de todas las agrupaciones menonitas del Paraguay, juntamente con numerosos invitados adicionales. La participación del secretario ejecutivo del Congreso Mundial Menonita, Dr. César García, dará un destaque especial e internacional a este evento.
Durante estas jornadas se desarrollarán ponencias, espacios de reflexión y diálogos enriquecedores.
El sábado 11 de octubre por la noche se celebrará un culto unido de carácter multiétnico, en el que se reunirán menonitas de diversas comunidades de origen inmigrante, latino e indígena en un gesto de unidad y diversidad.
“Esta conmemoración será una oportunidad para que el Paraguay y el mundo entiendan y aprecien cómo la historia de los menonitas es un testimonio del poder de la fe en Jesucristo para superar adversidades. Al mismo tiempo, es un ejemplo de cómo las comunidades pueden florecer cuando priorizan y promueven los valores arraigados en el evangelio de Jesucristo en todas las áreas de la vida”, afirma Wall.