El histórico cementerio de la Recoleta, inaugurado en 1842 por el Gobierno de Carlos Antonio López y Mariano Roque Alonso como el primer camposanto de Asunción, está hoy en ruinas.
Óscar “Nenecho” Rodríguez (ANR- cartista), exintendente, dejó al renunciar al cargo un legado de destrucción, falta de mantenimiento y contaminación del camposanto, espacio emblemático de la capital paraguaya. Su sucesor, Luis Bello (ANR- cartista), todavía no da muestras de cambio en su gestión.
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En el interior del camposanto, de una superficie estimada de 17 hectáreas, la imagen es de ruina y descuido absoluto. Muchos panteones y nichos muestran un estado avanzado de deterioro.
Las estructuras presentan paredes agrietadas y desprendimiento de azulejos o revoques, dejando expuesta la mampostería o los ladrillos internos. Este daño se ve acelerado por la humedad y el crecimiento de musgo o moho en la superficie.
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La gravedad de la situación se observa en las estructuras colapsadas o a punto de hacerlo, donde los ladrillos y grandes bloques de cemento y escombros han caído, formando montones de ruinas dispersas. El abandono es visible en nichos con puertas rotas o faltantes y ventanas destrozadas.
Muro al borde del colapso
El exterior del cementerio enfrenta el problema más evidente y significativo: la acumulación ilegal de basura y desechos, conformando un vertedero irregular.
A lo largo del muro y sobre la vereda de la calle Mariano Molas, frente al portón N° 9, se dispone ilegalmente una gran cantidad de basura doméstica, escombros, restos de muebles y maderas. Estos desechos se mezclan con residuos verdes, restos de podas.
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La acumulación y su posterior retiro con maquinaria pesada ha destruido por completo la vereda y hasta ha afectado el muro, que además de un enorme hueco, muestra una inclinación que advierte la posibilidad de un colapso. Similares condiciones se observan sobre la calle Mac Arthur, frente al portón N° 12.

Según el testimonio de residentes del barrio y visitantes del camposanto, la acumulación de basuras es constante en los alrededores, pese a regulares reclamos ante las autoridades comunales.
Intervención y renuncia
Rodríguez renunció al cargo el 22 de agosto, ante la inminencia de su destitución y frente a la presentación de un contundente informe de la intervención a su gestión.
Carlos Pereira, interventor, documentó que mediante “terribles prácticas ilegales”, el exintendente realizó el monumental desvío de G. 512.000 millones en bonos que debían ser para obras, pero que se usaron en su mayoría para gastos corrientes, entre ellos, salarios.
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Rodríguez enfrenta ahora al menos ocho causas penales, entre ellas una acusación por lesión de confianza y asociación criminal en la causa de los “detergentes de oro”.
El 27 de agosto, la Junta Municipal de Asunción eligió en su reemplazo a Luis Bello (ANR-cartista), quien hasta ahora no da muestras de un cambio en el modelo de gestión dejado por su antecesor.