En Caacupé, la nueva circunvalación presentada como una obra moderna y segura se ha convertido en un peligro constante. Esto debido a que desde su habilitación, el tramo permanece completamente a oscuras durante las noches.
La falta de iluminación en el kilómetro 55 de la ruta PY02, donde unos seis kilómetros carecen de alumbrado, pone en riesgo a conductores, motociclistas y peatones.
La zona, ubicada a solo 300 metros de la rotonda principal de acceso a la capital espiritual del país, conecta a comunidades como Potrero Po’i, Espíritu Santo, Las Colinas y San Isidro. Sus pobladores llevan más de un año y medio reclamando la colocación de la lumínica a la Administración Nacional de Electricidad (ANDE), sin obtener respuesta.
“De noche este lugar es un sálvese quien pueda porque la oscuridad es total. Los delincuentes aprovechan para asaltar a la gente, y nadie hace nada”, lamentó Ruth Martínez una pobladora del barrio Espíritu Santo, reflejando la preocupación generalizada.
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Al respecto, Luis Rodríguez, encargado de la Jefatura Regional de la ANDE, explicó que sí existen luminarias LED instaladas. En la zona de Cerro Real, recientemente, completaron los trabajos de modernización del alumbrado público.
Rodríguez mencionó que la institución prevé avanzar de forma progresiva con el reemplazo total por tecnología LED, conforme a la disponibilidad presupuestaria y al cronograma de mantenimiento establecido. Indicó, además, que los trabajos de refuerzo de iluminación en la zona más oscura están previstos para mediados de noviembre.
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San Vicente, Atyrá
La inseguridad y los riesgos viales se suman a otro problema igual de visible: el abandono de las rutas alternativas. En el barrio San Vicente, camino a Atyrá, el tránsito se volvió una odisea. Baches, desniveles y sectores intransitables destruyen los vehículos y ponen en peligro a los conductores que diariamente deben utilizar esta vía, que en teoría debía ser una alternativa rápida para llegar a Ypacaraí, San Bernardino o Caacupé.
Durante las lluvias, los baches se transforman en verdaderos cráteres, y los vecinos aseguran que el tramo “se vuelve una trampa mortal”. Pese a la importancia del camino durante la festividad mariana de Caacupé cuando miles de peregrinos la utilizan para llegar a la Villa Serrana, no existe ningún tipo de mantenimiento regular.

Arroyos y Esteros
La situación es igual o peor en Arroyos y Esteros, donde el tramo que conecta desde el kilómetro 55 de la ruta PY02 con la ciudad de Tobatí se encuentra en condiciones deplorables. Los enormes pozos y la falta de transporte público hacen que circular por la zona sea casi imposible.

Los reclamos se repiten en toda la zona, pero las respuestas nunca llegan. Desde este medio se intentó contactar con la Dirección de Vialidad del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) para conocer si existen planes de reparación o mantenimiento, pero nadie respondió a las llamadas.
Estamos abiertos si desde la institución desean referirse al caso.
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