La artesana Máxima Mora viuda de Valiente (62) resalta con orgullo su aporte para la preservación de la artesanía en ñandutí. Manifestó que siendo todavía una niña aprendió el oficio de su madre, Carmen Benítez (+). En principio tenía otros planes para su futuro, pero con el tiempo se fue encariñando con los productos elaborados con sus manos.
Con el paso de los años, la artesanía del ñandutí se convirtió en su principal medio de sustento familiar.
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“Con el tiempo opté por el arte como profesión, ya que es un don que Dios me otorgó a través de mi madre. Además, tuve la oportunidad de elaborar prendas de ao po’i (tejido en hilo fino). También hago trabajo de reciclado; soy manicurista, todo lo que Dios me da para hacer con mis manos y me permita sustentarme”, dijo Mora.

Agregó que tuvo la oportunidad de enseñar a tejer el ñandutí en diferentes institutos de formación y que muchas emprendedoras de Ayolas fueron sus alumnas.
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“Para mí es un orgullo poder enseñar lo que es nuestra tradición. Hay veces en que las personas no valoran nuestras tradiciones, pero también hay muchos jóvenes a quienes sí les gustan y quieren mantener vivas nuestras costumbres”, destacó.
Señaló que en Ayolas los artesanos no cuentan con un local donde puedan exponer y comercializar sus productos, un espacio estratégico que, además, permita enseñar a quienes sienten gusto por la artesanía.
“Es un desafío hacer el ñandutí, porque lo que asimilé de mi mamá quiero transmitir a otras personas. Hace falta que las autoridades se interesen más por las artesanas”, afirmó.
Actualmente se prepara para participar de la Expo Orgullosamente Misionero, que se llevará adelante en San Juan Bautista el próximo 29 de noviembre.
“Es eso lo que necesitamos: espacio, invitaciones para ir a mostrar nuestro trabajo al público”, expresó.
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