En Alto Paraguay las familias ya no desean pasar penurias ocasionadas por el aislamiento

Muchas personas se arriesgaban en viajes de odiseas para hacer llegar víveres a las comunidades aisladas.
Muchas personas se arriesgaban en viajes de odiseas para hacer llegar víveres a las comunidades aisladas.CALMIRON

Pobladores de diversas comunidades de este departamento chaqueño ya no desean pasar sufrimientos ocasionados por el aislamiento. Coincidieron en que la escasez de productos alimenticios fue una de las mayores necesidades, durante el encierro de más de 100 días. La falta de reparación de los caminos, al no existir dinero para el pago a las empresas de vialidad, y con las primeras lluvias que se registran, podría de nuevo dejar aislado al departamento.

Las personas que fueron afectadas por el aislamiento de más de tres meses, ocurrido entre los meses de abril a julio, cuando las aguas de lluvia inundaron los caminos de la zona, coincidieron en señalar que una de las mayores necesidades que padecieron en todo este largo tiempo fue la escasez de productos alimenticios, siendo los más pequeños los que más padecieron las consecuencias.

Estado actual del camino que parte desde la bioceánica hasta Toro Pampa.
Estado actual del camino que parte desde la bioceánica hasta Toro Pampa.

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Los distritos de Bahía Negra y Fuerte Olimpo fueron las zonas más afectadas por este desastre natural, pero más que consecuencia de la naturaleza, se debió a la desidia de las autoridades, que nunca se preocuparon por realizar trabajos serios a la hora de reparar los precarios caminos.

Penosas realidades

Adriano Gómez, trabajador de estancia, relató la triste realidad que le tocó vivir a él y a toda su familia durante este largo periodo de aislamiento, mencionando a la vez sentir mucha tristeza por la desidia de las autoridades, que no se preocupan en reparar estos caminos, por lo que están expuestos a sufrir de nuevo las consecuencias de estar encerrados de forma obligada.

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La estancia donde trabaja este hombre se ubica a unos 30 kilómetros de la Ruta Bioceánica y a 45 kilómetros de la comunidad de Toro Pampa, donde vive su familia. De forma permanente suele llegar al lugar a bordo de su vehículo; sin embargo, cuando se inician las primeras lluvias y el agua comenzaba lentamente a inundar varios tramos de este trayecto, el viaje se dificultaba de sobremanera.

“La situación comenzó a complicarse con el correr de los días, por lo que solo a bordo de tractor podía llegar hasta mi familia, para luego, inclusive, ni con estas poderosas máquinas ya se podía transitar por la zona. Y como debía llevar provisiones y alimentos para mis hijos, no tuve otra opción que emprender algunos viajes a caballo en compañía de mis fieles perros”, sostuvo el trabajador.

Adriano muestra uno de sus viajes a caballo para llevar alimentos a su familia durante el aislamiento.
Adriano muestra uno de sus viajes a caballo para llevar alimentos a su familia durante el aislamiento.

“Sucede que en la comunidad los comercios comenzaban a desabastecerse, y como yo podía conseguir los alimentos desde este lugar, entonces no tenía otra opción que emprender los viajes de esta forma. El viaje a caballo duraba todo un día, e inclusive me quedaba a dormir por el camino, atendiendo lo peligroso que era atravesar los verdaderos riachos formados en varios trayectos de la ruta”, nos relató Adriano.

Don Amalio Valdez, poblador de Toro Pampa, también coincide en que la mayor necesidad fue la falta de alimentos. Si bien es cierto que se recibía, de vez en cuando, provisiones de la Secretaría de Emergencia Nacional, esto, por lo poco que daba, duraba solo unos pocos días, relató el morador.

En tiempos de la inundación, los almacenes de la población quedaban sin mercaderías, ya que no se podía traer la carga. Realmente era crítica la situación, a lo que se le agregaban los casos en que una persona se enfermaba y se necesitaba realizar la evacuación; eran largas horas de espera hasta que se consiguiera la venida del helicóptero.

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El helicóptero no daba abasto para evacuar a enfermos.

Para Cristian Ayala, morador de la lejana comunidad de Bahía Negra, además de la carencia de productos alimenticios que se padeció durante el aislamiento, también se agregaba la falta de fuentes de trabajo. “Toda actividad se paralizó, no había más circulante de dinero”, relató.

“Los comerciantes de mi comunidad lograban fletar embarcaciones para hacer llegar las provisiones, atendiendo que somos una población ribereña; sin embargo, los precios de los alimentos se triplicaron debido al alto costo que se pagaba por el servicio de flete”, resaltó.

“Vivir un nuevo y largo aislamiento, tal como se está encaminando por la falta de reparación de los caminos, será un nuevo sufrimiento para las familias de la zona”, relató el joven poblador, “al tiempo de agregar que, a pesar de ser una población bastante humilde, sin embargo, paradójicamente, vivir en estas condiciones en Bahía Negra será solo para los pudientes, pues de nuevo se encarecerán los productos de la canasta básica familiar”, resaltó.

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La asistencia a bordo del Capitán Cabral fue de gran valía, sin embargo los víveres de la SEN eran escasa.

Camino a un nuevo aislamiento

Desde el 25 de agosto se continúa aguardando que el Ministerio de Economía y Finanzas autorice al Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones firmar el contrato con las empresas adjudicadas para reparar los caminos del departamento. Hasta el momento no existe dinero para cubrir los G. 16.500 millones, monto de esta adjudicación.

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En contrapartida a esta desidia estatal, se están registrando las primeras lluvias en la zona, aunque por suerte solo en pequeñas cantidades. Aun así, ya se puede notar en varios tramos el deterioro del camino, que necesita con urgencia trabajos de levantamiento de terraplén y la colocación de sistemas de desagüe. Con este panorama, los pobladores del Alto Paraguay de nuevo están expuestos a sufrir el aislamiento.

No se realizaron los trabajos de levantes de terraplén, por lo que las aguas de lluvias, comienzan de nuevo a inundar algunos tramos.
No se realizaron los trabajos de levantes de terraplén, por lo que las aguas de lluvias, comienzan de nuevo a inundar algunos tramos.