El grupo trabaja bajo la coordinación de la religiosa Blanca Ruiz Díaz, de la congregación Hijas de María Auxiliadora. Hace tiempo realizan diversas actividades tendientes a conseguir alguna ayuda económica para el hogar. Varias de ellas elaboran productos comestibles, otras se dedican a la horticultura y también a la apicultura.

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Todas son amas de casa, varias de ellas madres solteras, y cada miércoles exponen sus productos para la venta en la plaza central de la comunidad. Entre las 21 mujeres que integran el grupo, varias provienen de las localidades indígenas de los Ishir o Chamacoco.
Harina de algarrobo
La sor Blanca dijo que ahora están elaborando harina en base a la fruta del algarrobo, planta tradicional y en abundancia en el Chaco, aprovechando el conocimiento de las mujeres Ishir, atendiendo que sus antepasados solían producir este tipo de alimento para sus familias.
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No es solo una cuestión de elaborar un producto para obtener ganancias, sino que también la de rescatar la cultura de los nativos de la zona, dijo la religiosa. “A pesar de que ahora sólo estamos produciendo de manera artesanal, sin embargo, pretendemos crecer y que esto sea en algún momento algo industrial”, enfatizó.
Este producto es una harina sin gluten y contiene varios nutrientes, como las vitaminas A, B, C, además de fósforo, zinc, calcio, hierro y potasio en abundancia. Es recomendado de manera especial para las personas que sufren de diabetes y los geriátricos.

A través de la harina de algarrobo se puede elaborar una gran cantidad de alimentos diversos, como las tortas y galletitas, atendiendo que este producto es el sustituto del tradicional chocolate, denominado algarrobina, como una especie de miel del algarrobo. Además, se pueden preparar bebidas, y lo que sobra se utiliza como forraje para los animales de la casa, dijo la religiosa.
Elaboración
Fidelina Paredes, coordinadora del grupo, dijo que para la elaboración primeramente las mujeres se internan por los alrededores para recoger la vaina o fruta del algarrobo, aquellas que ya se desprendieron de la planta. Luego son llevadas hasta el local que poseen, se procede de forma minuciosa al lavado, posterior secado y luego se pasa por el fuego para tostarlo.
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Ya realizados estos procesos, se introduce en la forrajera para triturar las semillas. Finalmente, se procede a colar varias veces hasta obtener la harina fina; en tanto, la más gruesa queda como fariña y la cáscara es utilizada para forraje de los animales de la casa. Nada se desperdicia, enfatizó.
Se envasa en bolsitas de 350 gramos, y el precio es de tan solo G. 20.000 por cada unidad. Por de pronto solo se cuenta con este tipo de kilaje, pero ya en breve estaremos contando con otros más superiores, inclusive. “La venta la realizamos cada miércoles durante la feria en la plaza o, de lo contrario, en la casa de las hermanas, donde se realiza la elaboración”, dijo finalmente la mujer.

