Cocos “dedicados” al Papa

Fe y creencia popular se fusionan a través de miles de mensajes que las hijas del artista plástico Koki Ruiz reciben a diario para "dedicar" cada uno de los cocos que formará parte del retablo del altar en la misa del Papa.

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Más de 16.000 personas siguen, en tiempo real, las actualizaciones de "Altar de maíz", una página de la red social de Facebook creada para recibir mensajes de las personas interesadas en que sus nombres vayan inscriptos en los cocos que adornarán el retablo del altar que recibirá al papa Francisco para la misa central en Ñu Guasu.

La iniciativa surgió de una idea del artista plástico Koki Ruiz, encargado del diseño y la puesta del retablo del altar que utilizará el Sumo Pontífice durante la misa central en nuestro país. "Todo surgió con la idea de mi papá de que los 160 mil cocos que forman parte del altar lleven firmas de las personas se acerquen a dejar un mensaje, o algo así", cuenta a ABC Color Almudena Ruiz (17), hija del artista plástico, quien se encarga -junto a su hermana Macarena (27)- de administrar la página y de colocar cada nombre recibido a los miles de cocos que servirán de adorno para la celebración.

"Pensamos que iban a ser -máximo- 1.000. La verdad que así nomás pensábamos, pero cuando pusimos se extendió muchísimo y muchísimos mensajes nos llegaron. Entonces nos dividimos con mi hermana. Ella leía los del muro y yo los mensajes privados, pero ahora solo recibimos desde el muro", comenta. Es que el buzón de entrada desde la mencionada página había colapsado, al punto de llegar a colgarse su computadora.

Lo interesante de la propuesta, es que la promesa de la inscripción de los nombres en los cocos no quedan en el vacío: las mismas chicas se encargan de registrarlos en fotografías, para enviarlos después a los "titulares". "Yo le envío a cada persona la foto de su coco. Recibimos, por hora, más de 100 pedidos", comenta.

La pasión que desatan los "cocos dedicados" para el Papa es tal, que una mujer viajó desde Madrid, España, hasta San Ignacio, Misiones, para inscribir nada menos que 21 mil nombres, de los 160.000 cocos disponibles. "Se quedó todo el sábado y el domingo; nos preguntó si podía venir todos los días", menciona.

A cambio del trabajo incansable, la retribución que reciben las chicas -a diario- es inmensa. "Cuando les enviamos las fotos de los cocos se emocionan, nos agradecen y nos mandan bendiciones. Nos hace sentir bien", acota. "Con eso se paga todo. Es muchísimo trabajo, pero la forma en que nos agradecen, nos paga todo".

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