Empiezan obras de rehabilitación del palacete para la Embajada española

Con la primera palada, el embajador de España en Paraguay, Javier Hernández, dio el pistoletazo de salida a las obras de rehabilitación del Palacete Peris de Asunción, que data de 1920. Un siglo después está previsto que acoja la nueva sede diplomática.

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El ministro de Exteriores paraguayo, Eladio Loizaga, que acompañó a Hernández con la pala, destacó la necesidad de que España contase con “un espacio simbólico en Asunción” y celebró el buen “nivel de relacionamiento que tenemos en este momento con España”.

Precisamente fue el Gobierno paraguayo el que donó el palacete al Ejecutivo español en 2003 para que trasladase su sede diplomática, que actualmente ocupa dos plantas de un rascacielos en el centro de la capital.

“Este es un trabajo de larga duración”, explicó el embajador, en referencia a la tardanza en el comienzo de las obras desde la donación, debido a los trámites administrativos y la “crisis presupuestaria” por la que pasó España.

Aparte de la recuperación del edificio histórico, que servirá para las labores de representación y los despachos de los diplomáticos, el proyecto prevé el levantamiento de un nuevo edificio, de líneas contemporáneas y con la fachada recubierta de cerámica.

“¡Qué mejor que utilizar la cerámica como imagen de España!, ya que la industria de la cerámica española es un referente de la exportación española”, señaló el arquitecto encargado de la obra, Raúl Cámara.

Por su parte, el embajador de España comentó a EFE las funcionalidades del edificio de la nueva planta, que acogerá la sección consular “con una buena atención al público”, que en la sede actual “lleva años siendo un poquito precaria” y que además reunirá las oficinas comercial y de cooperación que ahora están repartidas en otros lugares de Asunción.

Con esta obra, que requerirá de una inversión cercana a los 4 millones de euros, “España va a contribuir notablemente al patrimonio arquitectónico de Asunción”, afirmó Hernández.

El palacete, de estilo neoclásico italiano y situado en la avenida Mariscal López, una de las arterias más importantes de la ciudad. Fue erigido entre 1919 y 1920 por dos hermanos de origen español, José y Cristóbal Peris, cuyo apellido dio nombre al edificio.

Los hermanos Peris fueron además los constructores del palacio “Mburuvicha Róga”, que sirve de residencia oficial del presidente de la República paraguaya. En 1935, el palacete Peris pasó a manos de una familia adinerada y con gusto por los perros, que instaló en su jardín numerosas estatuas de esos animales que le valieron el sobre nombre de “la casona de los perros”.

Las estatuas se retiraron cuando la construcción fue comprada por un banco local en la década de 1970, que lo utilizó como oficinas hasta su quiebra en 1995, momento en que la propiedad recayó en el Estado paraguayo, que para salvarlo de su estado de abandono se lo donó al Gobierno español para que traslade allí su embajada.

No obstante, el edificio siguió abandonado hasta que, finalmente en 2013 el Ministerio de Exteriores español, dueño del inmueble, convocó el concurso público, que ganó la empresa Interurbana para su habilitación como sede de la embajada.

Ahora, la rehabilitación pretende devolverle el brillo de sus primeros años con la recuperación de los elementos decorativos de entonces y la eliminación de los añadidos posteriores.

Además, se llevará a cabo una consolidación de los cimientos para dar más estabilidad a la estructura y se repararán las cubiertas, así como se sustituirán las instalaciones eléctricas y de fontanería, según confirmó el arquitecto a cargo del proyecto.

Las obras durarán aproximadamente 15 meses, según dijo el embajador, por lo que, tras las labores de acondicionamiento de los interiores y la instalación de los muebles, se prevé trasladar la sede diplomática en 2020, cuando se cumple un siglo de la construcción del palacete.

Al acto simbólico de la primera palada acudieron también el embajador de la Unión Europea en Paraguay, Paolo Berizzi, y altos cargos de la legación diplomática española, que celebraban el comienzo de las obras tras tantos años de espera.

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