Así fue la noche de fiesta en la casa del horror

Las imputadas por el asesinato múltiple coincidieron en que Bruno Marabel canceló abruptamente la fiesta prevista para el sábado 29 pasado. Ocho días después se juntaron en la casa, donde solo olieron orín. Bruno rociaba desodorante a cada rato, dijeron.

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Araceli Sosa y Alba Armoa, ambas imputadas por el quíntuple asesinato de Dalma Rojas y su familia en una casa en el microcentro de Asunción, hablaron en exclusiva con ABC Tv para dar su versión de lo que vieron e hicieron el sábado 6 de octubre pasado en esa misma vivienda, durante una reunión organizada por Bruno Marabel (19), asesino confeso de toda una familia. El hallazgo de los cuerpos enterrados se produjo dos días después de la fiesta.

Ambas mujeres coincidieron al afirmar que hace alrededor de tres meses Bruno Marabel comenzó a trabajar en un local céntrico de comida rápida donde ellas eran empleadas, pero solo hace 20 días comenzaron a establecer una relación más cercana.

Así fue que cuando se acercaba el Día de la Juventud organizaron una fiesta para los compañeros de trabajo y Bruno ofreció la que dijo era su casa para realizar la reunión.

Esta fiesta estaba pactada primero para el 29 de setiembre, pero posteriormente se postergó para el 6 de octubre porque Bruno les manifestó que “tenía algo importante que hacer”, coincidieron ambas detenidas.

Araceli contó que Bruno no habló de las demás personas que vivían en la casa en ningún momento, sino que solo mencionaba que era padre “de dos hermosas criaturas”, y decía que eran una niña y un niño.

Por su parte, Alba Armoa contó que la noche de la reunión en la que hoy se conoce como "Casa del horror" no observaron nada exageradamente raro, más allá del desorden y el olor, que Bruno atribuía a orín de perro.

Entre otros detalles que ambas jóvenes llegaron a observar aquella noche recuerdan que Bruno ponía desodorante de ambiente en todo momento, y les preguntaba si “olían algo raro”.

Además relataron que el joven se veía “algo angustiado” y que constantemente salía a la puerta que daba a la calle a mirar.

En un momento, dice Alba, se sintió extrañada por lo desordenada que se encontraba la vivienda, por lo que se atrevió a preguntarle a Bruno por qué vivía así, a lo que este reaccionó algo ofuscado diciéndole “yo voy a vivir como quiera”. Ante la irritación de su respuesta, la joven dice que decidió no preguntarle más sobre el tema.

 

La única actividad que realizaron esa noche, según cuentan ambas, fue el karaoke, utilizando la computadora que había llevado Araceli.

Alba también recordó que llegó a ver fotografías de Dalma Rojas, pero que Bruno les refirió que era “su hermana”, y nunca les habló de que otras personas vivían en esa casa, en este caso, la familia de Dalma.

Alba reconoció que esa noche ingirieron bebidas alcohólicas a base de vodka, pero que Bruno no tomó porque “estaba angustiado y mirando su teléfono todo el tiempo”. Además refirió que tenía algunos “tics nerviosos”.

Ambas coincidieron al afirmar que Marabel solo les permitió estar en la sala y en una pieza, pero no al interior de toda la casa.

Las jóvenes aseguraron que Bruno no mantenía una relación amorosa con ninguna de las compañeras, aunque Alba reconoció que desde hace siete días habían comenzado a conocerse, pero afirmó en todo momento que no eran novios.

El lunes 8 pasado, fecha del hallazgo de los cuerpos en la casa donde habían estado dos días atrás, ambas jóvenes recordaron que ya estaban en su lugar de trabajo, y el primero en comunicarles lo ocurrido fue el hermano de Araceli, quien la llamó al celular y le pasó la llamada con un comisario.

Este le solicitó visitarla en su lugar de trabajo, y cuando los investigadores se encontraban en el local, Bruno llamó al celular de Alba. Los efectivos le pidieron que atendiera la llamada y que accediera a encontrarse con él.

Alba cuenta que Bruno les pidió dinero para poder escapar y ellas aceptaron todos los pedidos para ayudar a la Policía a atraparlo.

Cuando le tendieron la emboscada Marabel cambió tres veces el punto de encuentro, pero finalmente llegó hasta Calle última, donde ocurrió la balacera con la policía.

La joven Araceli manifestó que tanto ella como su hermano deseaban declarar, pero que la defensora pública les dijo que no era el momento y que ya tendrían oportunidad de hablar un poco más adelante.

Alba recalcó el hecho de que facilitó su teléfono celular a los investigadores para que investiguen los datos necesarios.

Al ser consultadas sobre cómo era el comportamiento de Bruno en el trabajo, Araceli lo describió como “intachable y muy responsable”. “Llegaba minutos antes de su hora, era muy responsable. Si le dabas un trabajo más pesado, mantenía su lugar de trabajo limpio y era muy activo”, definió Sosa.

Ambas insistieron en su inocencia y dijeron tener fe en la Justicia.

 

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