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En los últimos años, Paraguay ha venido consolidando su relevancia en la producción de biocombustibles, impulsando una industria que no solo responde a las demandas de sostenibilidad, sino que también fortalece la economía local. Con una capacidad de producción de bioetanol que supera los 550 millones de litros anuales, gracias a insumos como el maíz y la caña de azúcar, el país avanza hacia una matriz energética más diversificada y amigable con el medioambiente.
El biodiésel, por su parte, también ha experimentado un crecimiento sostenido, con un aumento del 69,3% en las ventas nacionales en 2020. Apoyado por un marco regulatorio sólido, que incluye la Ley 2748/05 y el Decreto 3500/20, el país fomenta la mezcla obligatoria de biodiésel con diésel convencional, una medida que no solo reduce la dependencia del petróleo importado, sino que también promueve la utilización de recursos nacionales. Esto ha provocado que la producción de biodiésel prácticamente se cuadruplique al cierre del 2024.
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Radiografía del sector
Si bien este compromiso hacia una producción sostenible convierte a Paraguay en un modelo a seguir en la transición hacia energías renovables en América Latina, la realidad del sector presenta algunos desafíos por delante. En entrevista con Massimiliano Corsi, presidente de la Cámara Paraguaya de Biocombustibles y Energías Renovables (Biocap), explicó algunos de los elementos que atañen al desempeño de la industria en la actualidad.
Según Corsi, la Ley 5444/15 “De fomento de consumo de alcohol absoluto y alcohol carburante”, hoy en día condiciona un poco el uso de ciertas materias primas como el etanol. “Esto nos preocupa un poco porque genera una problemática sobre el libre mercado; para nosotros como gremio, preferiríamos que no hubiese este tipo de obligaciones o condiciones sobre determinada materia prima”, declaró.
No obstante, aclaró que el Ministerio de Industria y Comercio (MIC) cuenta con la posibilidad de ajustar o regular el porcentaje requerido en caso de que alguna materia prima escasee, con base en la realidad del mercado. Según Corsi, el 70% de los recursos que se utilizan para producir alcohol es a base de cereales, mientras el 30% restante hasta ahora se concentra en la caña de azúcar. “Entonces, el miedo es que al haber un aumento en la demanda del 50% como mínimo, los productores de caña vayan a aumentar los precios”.
Escenario clave
Más allá de esta coyuntura particular, el titular del gremio destacó que Paraguay está atravesando por un momento muy clave. “A nivel país estamos creciendo bastante y tenemos una buena capacidad productiva, mientras contamos con una abundancia de materias primas que hacen que el mercado pueda enfrentar los desafíos que se presentan”, mencionó.
Asimismo, indicó que a nivel gubernamental se está trabajando sobre el incentivo y estímulo de producción en el sector, lo que viene muy bien de la mano de los recientes nombramientos en la cartera industrial. Tanto el Viceministerio de Industria como de Comercio tienen el gran compromiso de posicionar al segmento de los biocombustibles como gran alternativa a las líneas tradicionales, y ayudar a que los demás sectores puedan generar una mejor sinergia con esta industria.
Normativa de biodiésel y etanol
Corsi sostuvo que en la actualidad están trabajando de cerca con el MIC sobre la modificación de la Ley 6389/20 que “establece el régimen de promoción para la elaboración sostenible y utilización obligatoria del biocombustible apto para utilización en motores diésel”. Sobre el punto, señaló que la normativa establece la mezcla del biodiésel hasta un 5%, mientras desde el gremio buscan ampliar ese margen del 5 al 20%.
“Este porcentaje va a ser regulado por el MIC a través de resoluciones con base en las condiciones del mercado y el estado de la producción, pudiendo ajustarse al alza o a la baja, pero teniendo siempre el mínimo del 5% para garantizar a la industria una prospectiva, porque esta no puede trabajar y basarse en la incertidumbre del mercado. Además, las inversiones van a venir siempre y cuando tengamos un marco regulatorio claro y conciso”, planteó Corsi.
Respecto al consumo y desarrollo del mercado del etanol, el representante indicó que se encuentran expectantes, ya que la normativa promulgada recientemente va a empezar a mostrar su efecto en los próximos meses. “Ojalá que no tengamos problemas por desabastecimiento de la materia prima”. Cabe recordar que hace algunos meses se aprobó la modificación de la Ley 5444/15, que establece la obligación de tener preferencia hacia la caña de azúcar como materia prima para la producción de bioetanol, a la par de establecer nuevos porcentajes de mezcla.
Diversificación
“Nosotros vemos que los biocombustibles son una pieza esencial en la transición energética de Paraguay, que complementan el trabajo y la generación de las hidroeléctricas. También diversifica nuestra materia energética porque tenemos que reducir la dependencia de importaciones de hidrocarburo y estos recursos ayudan a ese propósito, mientras contribuimos a la descarbonización del transporte. Finalmente, sabemos que el transporte es clave en cuanto a emisiones de gases de efecto invernadero y es ahí donde tenemos que enfocar nuestros esfuerzos para reducir ese impacto”, sostuvo Corsi.
Igualmente, planteó que desde marzo el Parlamento va a continuar con los estudios y modificaciones de normativas para dotar de mayor infraestructura a esta industria, a la par que desde el gremio estudian otras legislaciones que les permitan tener mayor trazabilidad y dinámica en el mercado. “Todo esto porque vemos a una industria de biocombustibles sólida, donde hay grandes compañías y multinacionales desde varias partes del mundo, por lo que tenemos que crear un marco regulatorio con horizontes claros para que la inversión pueda continuar; ese es uno de nuestros principales objetivos”, acotó.
Comercialización
Respecto a la compra y venta de biocombustibles, Corsi explicó que la comercialización aumentó en los últimos años, principalmente durante el 2024, con un crecimiento muy resaltante, principalmente con relación al biodiésel. En cuanto al alcohol, indicó que en general nunca presentó mayor resistencia porque el etanol posee mejores precios que las naftas, entonces los importadores están acostumbrados a comprar esta materia en grandes volúmenes.
“Sabemos que el etanol llega a una mezcla de hasta el 27%, mientras que se va a aumentar gradualmente a partir de ahora. No obstante, hay una buena recepción por el escenario que genera el biodiésel. Tuvimos unos años donde la eficiencia de la industria no era tanto como la que se tiene hoy en día, porque actualmente contamos con plantas de alto rendimiento y tecnologías, entonces los precios y la calidad del producto son más competitivos, abriendo paso a una mayor producción y demanda. Cerramos un año muy bueno en el 2024, donde casi cuadruplicamos la producción de biodiésel del 2023, mientras el etanol se mantuvo en buenos niveles”, detalló.
Eficiencia productiva
Con relación al rol del sector en la producción primaria y su impacto en los mercados, Corsi afirmó que es importante trabajar sobre la desinformación que existe hacia la industria de los biocombustibles. Explicó que, como país agroganadero, la economía se cimenta sobre las exportaciones primarias de carne, soja y otros commodities, mientras se producen alimentos para 100 millones de personas a lo largo del planeta.
“Toda esta producción depende de la agricultura, porque si no alimentamos la ganadería con lo que produce el campo, difícilmente se puede satisfacer un mercado mucho más complejo. Si la agricultura, ganadería y biocarburantes no trabajan en conjunto, es muy difícil que pueda haber eficiencia productiva y, por ende, buenos precios en el mercado”, aseveró.
Finalmente, Corsi planteó que en Paraguay se produce toda la cantidad de margarina vegetal y aceite comestible que el mercado necesita, pero esto no es aún suficiente ni eficiente porque existen más de 400.000 toneladas de aceite que se exportan sin darle un valor agregado. Esta situación evidencia una gran oportunidad desaprovechada para la industria local, que podría capitalizar ese excedente mediante procesos de transformación que generen productos con mayor valor agregado, como en este caso son los biocombustibles o aceites especializados.