De una pequeña ciudad uruguaya a los grandes negocios y deportes

Carlos Dubroca, director administrativo financiero de Minerva Foods en Paraguay, comparte cómo su pasión por el deporte transformó su vida personal y profesional. Desde los desafíos de un Ironman hasta los retos empresariales, demuestra que el compromiso, la disciplina y el bienestar son claves para alcanzar el éxito.

Carlos Dubroca, director administrativo financiero de Minerva Foods en Paraguay.
Carlos Dubroca, director administrativo financiero de Minerva Foods en Paraguay.

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Desde la pequeña ciudad de Dolores, Uruguay, Carlos Dubroca forjó una carrera que combina la academia, los negocios y su pasión por el deporte. Con una base en docencia de Matemáticas que arrancó a los 17 años y una licenciatura en Contaduría en la Universidad de la República en Montevideo, complementó su formación con un posgrado en Finanzas y un MBA, mientras su vida profesional dio giros inesperados a lo largo de los años.

Sucede que, en el año 2016, surgió la oportunidad de dar un cambio radical en su vida profesional con la propuesta más inesperada de su trayectoria, según comenta. Pasó a ser gerente administrativo y luego administrativo financiero para Minerva Foods en Paraguay, un rubro del cual era completamente ajeno. “Salvo aquella extraña coincidencia de que mi tesis de graduación fue sobre ‘La aftosa y su incidencia en el mercado cárnico del Uruguay’; dicen que las coincidencias no existen y que la vida nos prepara para el camino que vamos a recorrer. Es así, que hoy estoy como director administrativo financiero para Paraguay y también Colombia”.

Sin embargo, Dubroca también destaca su lado menos convencional: “Incluso tuve la oportunidad de asesorar un restaurante chic en Punta del Este, donde aprendí desde cómo se comanda hasta las buenas prácticas en el manejo de alimentos”. Hoy, este multifacético profesional también equilibra su vida empresarial con un amor profundo por los deportes.

El descubrimiento tardío del deporte

Mi relación con el deporte comenzó a los 40 años, cuando mi hija Isabella se fue al extranjero a estudiar danza contemporánea”, recuerda Carlos. Lo que empezó como un desafío personal para correr 10 kilómetros se transformó en un viaje hacia el triatlón, incluyendo retos como el Ironman 70.3.

Dubroca se refiere al deporte como el complemento perfecto para su vida profesional: “El deporte me ayudó a equilibrar emociones, socializar con otros grupos además de los laborales, y a conectar con personas que disfrutan de los procesos, de la disciplina y, por encima de todas las cosas, que gustan de mejorar su calidad de vida. En Minerva Foods, liderar iniciativas como Frigo Runners y la Minerva Run, ya con cuatro ediciones, me ha permitido inspirar a otros y hacer cambios significativos”.

Sur de Chile. De una
mountain bike pasó a una
bicicleta rutera y de ahí
llegó al mundo del triatlón.
Sur de Chile. De una mountain bike pasó a una bicicleta rutera y de ahí llegó al mundo del triatlón.

Ironman: un desafío de cuerpo y mente

La experiencia de Carlos en el Ironman 70.3 de Pucón, Chile, fue un testimonio de su determinación: “Cuando me inscribí, no sabía nadar. Con más de 90 clases en cuatro meses, logré completar los 1.800 metros de natación en aguas abiertas, aunque en el primer intento terminé nadando con un solo brazo por una lesión. Pero fui finisher orgulloso”.

Para Dubroca, el mayor desafío no fue físico, sino mental: “El cuerpo y la mente son dos titanes en constante lucha durante una competencia como esta. Aprendí que si trabajan como amigos desde inicio del entrenamiento y de la competencia, el resultado es mucho mejor”.

Valores que unen deportes y negocios

“El compromiso es el valor fundamental tanto en el deporte como en los negocios”, afirma Dubroca. Su metodología es clara: definir metas, establecer un plan y ejecutarlo con disciplina. “Si no sabes nadar, busca un profesional que te enseñe. En los negocios, aplico el mismo principio: cuando no soy experto en algo, me apoyo en mis colegas”.

Dubroca también destaca el bienestar como un pilar en ambas áreas: “Para mí el deporte es calidad de vida, y lo traslado al ámbito laboral, el bienestar de las personas es fundamental, un entorno de confianza, comunicación abierta y transparencia marcan la diferencia en la generación de resultados y logro de objetivos”. Estos principios han influido en su estilo de liderazgo, que describe como motivacional e inspirador: “Me dicen que soy un ejemplo de vida, algo que tomo con humor, pero que me hace sentir que mis acciones tienen un impacto positivo”.

Trabajo en equipo: un aprendizaje del triatlón

Aunque el Ironman parece un deporte individual, Carlos subraya la importancia del equipo: “Entrenadores, nutricionistas y compañeros de entrenamiento son esenciales. Es duro salir a entrenar con más de 30 grados para un uruguayo, pero con la compañía de mis colegas triatletas paraguayos es sensacional y mucho más fácil. Si hoy no quiero entrenar, sé que un compañero seguro me alienta y al final del día estamos felices los dos. Eso es extrapolable al ámbito empresarial. Escuchar y ser escuchado puede cambiar la actitud de una persona”.

Bienestar y productividad: una relación crucial

Para Dubroca, el bienestar físico tiene un impacto directo en la productividad empresarial: “La energía positiva, la autoestima y la confianza potencian la efectividad y la administración del tiempo. Uno deja de procrastinar o posponer tareas porque sabe que el tiempo es un recurso finito”.

Consejos para las nuevas generaciones

Carlos insta a los jóvenes a incorporar el deporte como una herramienta para el desarrollo profesional: “Del deporte se obtienen habilidades que no están en las grillas académicas convencionales. Es un complemento perfecto para la experiencia y los conocimientos técnicos”. Reflexiona sobre su propia experiencia: “Durante años, puse como excusa que entre mi rol de padre, estudiante y trabajador no podía generar un tiempo para practicar algún deporte y fue un gran error. Ahora veo el deporte como algo esencial”.

Mirando al futuro

Con 55 años, Dubroca sigue planteándose desafíos tanto en el deporte como en los negocios: “Quiero seguir aprendiendo, adaptándome a los cambios y enfrentando situaciones fuera de mi zona de confort. La clave es mantenerme en constante evolución”.

Carlos Dubroca no solo encuentra en el deporte un escape, sino una guía que le permite ser un líder más enfocado y humano. Su historia demuestra que los valores que mueven a los deportistas también son fundamentales para construir una carrera profesional que inspire y trascienda.

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