“Hacer es un placer”: la filosofía detrás del éxito

Con una historia de esfuerzo, determinación y visión empresarial, Rubén Mujica convirtió un pequeño taller metalúrgico en Luminotecnia, una de las empresas líderes del sector eléctrico en Paraguay. En esta entrevista, el fundador comparte su filosofía de vida basada en la acción, la importancia del riesgo en los negocios y el legado que deja tras décadas de trayectoria.

"Hoy, gran parte de mi vida la dedico a volar y es algo que disfruto muchísimo, es un sueño cumplido".
"Hoy, gran parte de mi vida la dedico a volar y es algo que disfruto muchísimo, es un sueño cumplido".

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Rubén Mujica, fundador del Grupo Luminotecnia, forjó su camino en el mundo empresarial desde una temprana edad. Proveniente de una familia de origen humilde, su infancia estuvo marcada por los viajes comerciales junto a su padre, vendedor nato. Esa experiencia no solo le permitió desarrollar habilidades en el comercio, sino también fortalecer su independencia. Su interés por la ingeniería lo llevó a buscar estudios en Argentina, pero el estallido del “Cordobazo” en el 69 lo obligó a regresar a Paraguay y redirigir su camino.

La experiencia de Mujica en sus primeros años le permitió comprender de cerca la importancia de la constancia y el esfuerzo. Desde la adolescencia, tuvo claro que deseaba abrirse camino sin depender de su familia, razón por la cual decidió probar suerte fuera del país sin ayuda monetaria. Sin embargo, los sucesos políticos de la época lo devolvieron, encontrando nuevas oportunidades en el comercio local, primero con su padre y luego con su propio negocio.

Del comercio textil a la iluminación

Su ingreso al sector de la iluminación se dio casi de manera fortuita. Tras abandonar el rubro textil en el que trabajaba con su padre, una oportunidad impulsada por su suegro lo llevó a abrir un pequeño taller metalúrgico. Ese fue el punto de partida de lo que luego se convertiría en Luminotecnia, una empresa que comenzó con la fabricación de artefactos para tubos fluorescentes, un producto predominante en el mercado de la época, con un 80% de la demanda de iluminación en todo el territorio nacional.

Con el paso de los años, Mujica fue comprendiendo que este mercado tenía un enorme potencial. Los artefactos para tubos fluorescentes fueron solo el primer escalón en un largo proceso de innovación y expansión. Con una visión estratégica, comenzó a invertir en tecnología y a buscar alianzas que permitieran a Luminotecnia consolidarse como una referencia en el sector eléctrico y de iluminación en Paraguay.

Una frase de por vida

Mujica nunca fue un planificador estricto, sino que adoptó una filosofía basada en la acción constante. “Hacer es un placer” se convirtió en su lema de vida, una filosofía que lo impulsó a emprender sin temor y a creer que el esfuerzo continuo es la clave real del éxito. Bajo esta premisa, logró transformar un pequeño emprendimiento en una empresa con cientos de empleados y un posicionamiento sólido en el mercado actual.

Para Mujica, el mayor error de quienes buscan emprender es esperar demasiado antes de actuar. En su experiencia, el éxito no proviene de los planes perfectos, sino del aprendizaje constante que se obtiene en la práctica, en ese constante “error y acierto” como producto del “hacer”. Esta mentalidad le permitió tomar decisiones rápidas y aprovechar oportunidades que, de otro modo, podrían haber pasado desapercibidas.

Crecimiento compartido

La historia de Luminotecnia se consolidó de la mano de Gustavo Volpe, su concuñado, con quien inició el desafío empresarial en la década de los 80. Juntos, llevaron adelante un negocio que comenzó con apenas dos obreros y que, al momento de la retirada de Mujica, contaba con más de 850 empleados. Su filosofía de trabajo nunca estuvo basada en la brillantez individual, sino en la capacidad de asumir compromisos y responsabilidades.

La relación entre Mujica y Volpe se basó en la confianza mutua y en una visión compartida del negocio. Mientras que muchos emprendimientos fracasan por disputas internas, Luminotecnia se fortaleció gracias a la complementariedad de sus fundadores. Con el tiempo, la empresa diversificó sus productos y servicios, consolidándose como un actor clave en el sector.

La clave del éxito

Para Mujica, el riesgo es inherente al proceso empresarial. “Un empresario es, ante todo, un administrador de riesgos”, sostiene. En su visión, el miedo no debe ser un obstáculo para el crecimiento, sino un factor que obliga a estar en constante evolución y aprendizaje. A lo largo de su trayectoria, enfrentó innumerables desafíos, desde la toma de créditos hasta las ventas a plazos, siempre confiando en que la voluntad y la perseverancia conducen al éxito.

La consolidación de Luminotecnia no fue de inmediato ni estuvo libre de dificultades. Mujica recuerda momentos en los que el futuro de la empresa se comprometía, especialmente cuando se trataba de asumir responsabilidades financieras. Sin embargo, su capacidad de evaluar los riesgos y actuar con determinación le permitieron salir adelante y arraigar una empresa sostenible a largo plazo.

Rubén Mujica, fundador del Grupo Luminotecnia y piloto.
Rubén Mujica, fundador del Grupo Luminotecnia y piloto.

Un diálogo con Mujica

- ¿Cuál es el mayor legado que dejaste en Luminotecnia?

Yo dejé una empresa muy compleja y difícil de manejar, pero ver cómo mis hijos han logrado cosas que yo no había conseguido me llena de felicidad. Hoy, con una nueva generación al frente, la empresa está siendo gestionada de manera brillante por un profesional externo a la familia, especializado en el área de gestión.

Luminotecnia es una empresa que le dio muchas oportunidades a muchísima gente para crecer profesionalmente y eso quiero destacar. Mi mayor legado no es la empresa en sí, sino la cantidad de personas que se formaron dentro de ella. Muchos de ellos hoy son nuestra competencia, incluyendo a mi propio hermano, pero me siento orgulloso de haber contribuido en ese proceso.

- ¿El Grupo formó a mucha gente?

No. Yo diría que la gente se formó dentro del Grupo, que es muy diferente. Te puedo asegurar que la enseñanza y el aprendizaje no son parientes. La empresa pudo haber tenido la intención de formar a muchos profesionales, pero eso es irrelevante. Lo importante es la gente que aprovechó las oportunidades y creció, como persona y como profesional.

- ¿Cómo lograste consolidar un equipo de trabajo tan sólido?

Nunca fue mi objetivo acumular dinero; siempre prioricé rodearme de personas valiosas. Recuerdo haberles dicho a mis hijos que el 50% de la riqueza que podría haber sido para ellos estaba en los colaboradores que nos acompañaron. Contratar y formar talento es lo más caro en una empresa, pero también lo más importante. Normalmente, el que quiere ganar dinero trata de encontrar la forma de contratar a la menor cantidad posible de gente. Ese nunca fue un objetivo para mí.

- ¿Hubo fracasos en este camino?

Siempre. El fracaso es el peldaño sobre el cual hay que pisar para saltar más alto. Abrimos empresas que tuvimos que cerrar, locales que no funcionaron, ventas importantes que no se concretaron. Pero, al final del día, la clave es aprender y seguir adelante.

- ¿Cuál es tu visión del sector energético en Paraguay?

Este sector en particular es muy desafiante y dinámico, pero la clave está en la capacidad de los directivos para liderar. Yo dejé una empresa muy compleja, pero mis hijos están logrando cosas importantes. Ver todo esto hoy desde fuera me llena de satisfacción, porque demuestra que el futuro del Grupo está en buenas manos.

- ¿Cómo viviste tu transición fuera de la empresa?

Lo que yo nunca supe que ocurriría, y eso es algo deslumbrante para mí, es que podía ser feliz estando fuera de la empresa. Nunca me imaginé fuera de Luminotecnia. Nuestra generación estaba acostumbrada a medir el éxito por la capacidad de producir, pero hoy el concepto de éxito es más amplio. Descubrí que podía ser feliz fuera de la empresa y que mi nuevo rol podía ser inspirar a los demás. Pasé de tener tres amigos a tener un millón de amigos desde que me retiré de la empresa hace ocho años.

- ¿Cuáles son tus nuevos desafíos en esta etapa?

Hoy, gran parte de mi vida la dedico a volar y es algo que disfruto muchísimo, es un sueño cumplido. Más allá de esto, mi desafío es despertarme sano y ser útil. Ser feliz es una obligación social, porque si somos felices, transmitimos felicidad a los demás. Entonces, mi propósito personal es ser útil e inspirar a la gente, y cada día recibo muestras de que he sido útil para alguien. Eso me motiva a seguir.

- ¿Qué consejo les darías a los nuevos emprendedores?

Primero, que hagan las cosas con pasión y que nunca dejen de intentar. Y segundo, que no miren el bolsillo ni al cliente, sino al mercado. El mercado es el dueño de la verdad, y el que aprende a vivir en función de él siempre tendrá una empresa sólida.

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