Cargando...
Los bulos no son solo mentiras, son negocios lucrativos y poderosas armas de manipulación masiva. Según el Instituto Reuters de la Universidad de Oxford, el 70% de los ciudadanos en la región se informan principalmente a través de redes sociales, donde los filtros para verificar contenido son casi inexistentes.
Las redes sociales se han convertido en los escenarios de batalla donde las huestes luchan por posicionar la verdad, que compite en desigualdad con la mentira, la cual se viraliza mucho más rápido, creando bulos de desinformación imparables.
Según el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), las mentiras se viralizan seis veces más rápido que las verdades en la plataforma X. Investigadores del MIT estudiaron a tres millones de personas para medir el alcance de la desinformación, rastreando la difusión de 126.000 historias.
El resultado mostró que los tuits con información verdadera tardan seis veces más en llegar a 1.500 personas que aquellos que contienen mentiras, es decir, los mensajes falsos tienen un 70% más de probabilidades de ser amplificados.
Los bots no son los únicos responsables de esta situación; los usuarios que comparten información falsa sin contrastar contribuyen al trabajo realizado por las granjas de bots, que lo hacen automáticamente.

No creas todo lo que ves
De acuerdo al Digital News Report de la Universidad de Oxford de 2024, la preocupación sobre qué es real y qué es falso en internet ha aumentado 3 puntos. Aproximadamente seis de cada diez personas (59%) están preocupadas por este fenómeno. La cifra es aún mayor en Sudáfrica (81%) y Estados Unidos (72%).
Los índices más altos de preocupación se vinculan a TikTok y X. Ambas redes han albergado desinformación, conspiraciones, fotos y videos falsos generados mediante inteligencia artificial.
La confianza en las noticias se mantiene estable en un 40% desde el año pasado, aunque sigue siendo 4 puntos inferior al nivel más alto registrado durante la pandemia. Finlandia sigue siendo el país con los niveles más altos de confianza (69%), mientras que los más bajos se observan en Grecia y Hungría (23%), donde la influencia política y empresarial pesa más sobre los medios.
Un clic vale más que la verdad
La desinformación ha evolucionado hasta convertirse en un negocio millonario en la era digital, y amenaza los cimientos de la democracia, así como la reputación empresarial y personal.
El arte de manipular la verdad no es algo nuevo. Hace dos mil años, César Augusto contrataba poetas para escribir versos que glorificaran su gobierno. Fue el primer emperador romano en utilizar de manera sofisticada la desinformación como parte de su estrategia para consolidar el poder.
El impacto de la desinformación es real. Según un estudio de Voices y WIN Americas, cinco de cada diez latinoamericanos se encuentran con al menos una noticia falsa todos los días. El 73% de los latinoamericanos considera la desinformación un problema, y el 26% no está seguro de poder diferenciarla de una noticia verdadera.
Lea más: El valor de la reputación en tiempos de incertidumbre y exposición
El 60% de los brasileños y el 58% de los ecuatorianos dicen que encuentran noticias falsas todos o casi todos los días, seguidos de colombianos, chilenos y argentinos con cifras cercanas al 50%. Los países que menos identifican las fake news en su día a día son Paraguay (38%), Perú (39%) y México (43%). Estos datos demuestran que la desinformación es un fenómeno ampliamente presente en América Latina.
Con la llegada de internet, el negocio de la desinformación encontró su medio ideal. Las redes sociales actúan como amplificadores, sirviendo como grandes cajas de resonancia para las noticias falsas, apoyadas por granjas de bots que siembran rumores y contenidos falsos.
En la era digital, la información se ha convertido en un activo valioso, pero también en un arma poderosa. La desinformación ha dado lugar a un negocio que mueve millones de dólares. Este fenómeno se basa en tres pilares: creación, viralización y monetización.
Desinformación como riesgo global
La desinformación ha adquirido tal relevancia que ha sido identificada como uno de los riesgos globales en el Foro Económico Mundial de 2025. El Informe de Riesgos Globales, elaborado por el Foro Económico Mundial en colaboración con Marsh McLennan y Zurich Insurance Group, examina los riesgos más graves que podríamos enfrentar en un contexto de rápidos cambios, incertidumbre y conflictos, incluyendo la desinformación.
Este fenómeno no solo fomenta la polarización social, sino que también debilita las bases del periodismo y la comunicación global. La inteligencia artificial ha amplificado el alcance de las campañas de desinformación, permitiendo la manipulación masiva de datos y narrativas con una velocidad y precisión sin precedentes.

El informe destaca la creciente fragmentación de la sociedad, la desconfianza en las instituciones y la política. Según los expertos, las campañas de desinformación no solo alteran procesos electorales, sino que también amenazan la cohesión social.
Mark Elsner, director de la Iniciativa de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial, advierte que “la desinformación no opera de forma aislada; es un catalizador que exacerba otros riesgos, como la polarización social y la inestabilidad política”.
“Algunos gobiernos o actores cercanos a gobiernos están contratando cada vez más agentes para desinformar, y esto representa una situación grave”, afirmó Graham Brookie, director del Laboratorio de Investigación Forense Digital del Consejo Atlántico, describiéndolo como “una industria en auge”.
Verificación: un filtro necesario
El 2 de abril se celebra el Día Internacional de Verificación de Hechos. Esta práctica permite confirmar o desmentir la veracidad de una afirmación o noticia con base en pruebas y evidencias. Verificar datos, fuentes y pruebas, compararlas con otras y contrastar la información es una forma fundamental de combatir la desinformación. El objetivo es proporcionar información precisa y confiable, ayudando a prevenir la propagación de noticias falsas.