Apostar por el desarrollo inmobiliario en Paraguay hace más de 55 años requería algo más que capital, era necesaria una visión territorial, paciencia estratégica y la capacidad de anticiparse a cómo evolucionaría el país. Así nació Inmobiliaria del Este, fundada con la mirada puesta en zonas que, en aquel entonces, eran apenas periferia, pero que hoy se integran al corazón de la expansión urbana. Desde aquellas primeras compras de tierra en el este de Asunción hasta los actuales proyectos verticales y corporativos, la compañía forjó una trayectoria basada en la planificación a largo plazo y la democratización del acceso a la tierra.
“Este es un negocio que se construye imaginándote cómo va a ser el futuro”, reflexiona Eduardo Quiroga, gerente general de la firma. La empresa no solo apostó a zonas emergentes como Fernando de la Mora, Ciudad del Este, Encarnación o Coronel Oviedo, sino que también se consolidó como gestora de loteamientos, trabajando con más de 70 municipios y acompañando la urbanización del país desde la base: el acceso al suelo.
Lea más: Inmobiliaria del Este celebra 55 años haciendo historia en el rubro de loteamientos
Modelo sin barreras y más oportunidades
En un mercado tradicionalmente condicionado por créditos bancarios, elevados requisitos y alta concentración urbana, Inmobiliaria del Este apostó desde sus orígenes por un modelo de financiamiento directo, simple y accesible. Lo que comenzó con cuotas de G. 5.000, hoy continúa con propuestas ajustadas a las posibilidades reales de muchas familias paraguayas, sin necesidad de pasar por la banca formal. Esa decisión —sostener un producto inmobiliario para sectores medios y populares— marcó una diferencia estructural en el país.
“Queremos democratizar la inversión inmobiliaria”, resume Quiroga. La compañía ha otorgado más de 30.000 títulos de propiedad a lo largo de su historia y administra cerca de 950 urbanizaciones, muchas de ellas nacidas a partir de acuerdos con propietarios de tierra que confían en el expertise técnico, legal y comercial de la compañía. Ese ecosistema —de desarrollos propios y gestionados— permite a la empresa operar a escala nacional, con un volumen de suelo que hoy supera los 6.000 lotes disponibles y millones de metros cuadrados en proceso de parcelación.

De lo horizontal a lo vertical sin perder el rumbo
Con el paso de los años y la transformación del entorno urbano, Inmobiliaria del Este entendió que debía ampliar su propuesta más allá del lote tradicional. Así surgieron los barrios cerrados como una evolución natural del loteamiento abierto, respondiendo a una demanda creciente de seguridad, infraestructura inmediata y servicios integrados. “El barrio cerrado nace de esa necesidad: no podíamos seguir esperando que el Estado haga todo. Decidimos hacerlo nosotros”, afirma Quiroga.
A partir de esa lógica surgieron más de 12 barrios cerrados bajo gestión de la empresa, y luego vinieron los desarrollos en altura. La marca Boulevard —que hoy suma siete proyectos— fue pionera en esa transición, con torres de departamentos y zonas comerciales integradas que priorizan la calidad de vida del usuario final. A esto se suman propuestas innovadoras como ALAS, un nuevo modelo de monoambientes y departamentos compactos, pensado especialmente para inversionistas que buscan buena rentabilidad en zonas de alta demanda, como las cercanías de la Universidad Nacional o el Hospital de Clínicas, por ejemplo.

Oficina, ciudad y estilo de vida: nuevas demandas
Además de su apuesta por viviendas, Inmobiliaria del Este ha comenzado a ocupar un espacio clave en el desarrollo de infraestructura corporativa. El proyecto Lynch Center, una torre de ocho pisos sobre la avenida Madame Lynch, marca su ingreso formal al rubro de oficinas de alquiler, con una propuesta que prioriza conectividad, amplitud de estacionamiento y servicios integrales. “Ofrecemos una solución de nivel cerca del eje corporativo, pero con mayor comodidad y mejores precios”, detalla Quiroga.
El edificio incluirá gimnasio, comedor, salas de capacitación y una plaza gastronómica para promover el after office. La misma filosofía de diseño urbano integrado ya se aplica en Boulevard Plaza Pinedo, donde las tres torres conviven con salones comerciales, escuelas cercanas, supermercados y espacios de ocio. “Siempre pensamos en la experiencia del usuario final. Que viva, trabaje y se mueva lo menos posible”, resume el gerente.
El límite invisible: burocracia y visión compartida
Aunque el sector inmobiliario es uno de los motores del desarrollo urbano en Paraguay, aún enfrenta desafíos profundos vinculados a la velocidad y eficiencia del aparato público. “Lo más difícil es trabajar con los entes públicos a la misma velocidad y con la misma visión que tenemos nosotros”, plantea Quiroga, señalando una asimetría estructural entre la dinámica del sector privado y la lentitud del Estado.
La empresa colabora con decenas de municipios y reconoce avances en intención, pero no siempre en ejecución. Las demoras en catastro, registros y aprobación de planos ralentizan proyectos que podrían generar empleo, ordenamiento territorial y desarrollo económico. “Paraguay no tiene techo, pero hay que alinear tiempos y decisiones. Si no, perdemos oportunidades”, agrega. Esta brecha, a su juicio, no es solo técnica, sino también institucional: sin un liderazgo claro en lo público, muchas decisiones clave quedan a la deriva.

El oficio de imaginar ciudades
Más allá de los números, la mayor satisfacción para quienes lideran Inmobiliaria del Este está en ver materializado aquello que alguna vez fue solo una idea en un plano. “Esto empieza tres años antes, cuando lo único que hay es yuyal”, relata Quiroga. “Después lo ves construido, con gente viviendo, con chicos en la plaza, y sabés que hiciste ciudad”. Esa visión —de convertir tierra bruta en espacios habitables— define no solo una actividad económica, sino una filosofía de trabajo.
En ese proceso, el compromiso del equipo es clave. La firma cuenta con más de 170 colaboradores, ocho gerencias y una red de agencias que cubre gran parte del país. Con bajo índice de rotación y una cultura organizacional basada en la experiencia acumulada, la estructura interna sostiene un ritmo constante de lanzamientos: entre 15 y 18 urbanizaciones nuevas por año. “Es una empresa que enamora”, dice su gerente, aludiendo a la pasión de arquitectos, vendedores, técnicos y accionistas por crear espacios funcionales que respondan a necesidades reales.
Cliente más informado, mercado más exigente
El perfil del cliente inmobiliario cambió de forma radical en los últimos años. Hoy, quien busca un terreno o departamento ya no depende solo de lo que le diga un asesor: compara precios, analiza ubicaciones, consulta tasas de retorno, conoce a la competencia e incluso estudia lo que se construye en otros países. “Es un consumidor que nos compara con lo que ve en Dubái, en Brasil o en Nueva York. Tiene acceso a todo, y eso eleva la vara”, afirma Quiroga.
Ante este contexto, Inmobiliaria del Este ha redoblado su apuesta por la innovación y la diversificación. Desde unidades más compactas y accesibles para inversión, hasta productos adaptados al mercado del interior, la empresa busca anticiparse a la evolución de la demanda. “Ya no se trata solo de vender tierra, sino de entender qué quiere hoy una persona que valora su tiempo, su entorno, su conectividad”, resume. Y ese cambio no es exclusivo de Asunción, ya que ciudades como Encarnación, Luque o San Bernardino ya muestran una dinámica urbana propia, con consumidores que priorizan cercanía, servicios y practicidad.

Territorio y una hoja de ruta que no se detiene
Pensar a largo plazo no es una consigna de marketing para Inmobiliaria del Este: es su método. Con presencia a lo largo del país y planes de expansión en curso, la compañía proyecta seguir creciendo a partir del mismo principio que la sostuvo durante más de cinco décadas: invertir en tierra, generar ciudad y adaptarse a lo que viene. La transición hacia desarrollos más compactos y verticales no excluye su esencia, sino que la complementa.
“Seguimos lanzando varias urbanizaciones al año. Pero también estamos construyendo la Inmobiliaria del Este del futuro. Dentro de esta mirada, hemos actualizado su histórico logo, haciéndolo más moderno y con tipografías que resalten la marca sin perder su esencia”, afirma Quiroga.
El referente observa con atención la evolución de las ciudades intermedias y los corredores logísticos del país. La conectividad, el ordenamiento y la alianza público-privada aparecen como claves para evitar la migración forzada hacia las grandes urbes. “Si logramos que la gente se afiance en su ciudad, que crezca ahí, que invierta ahí, todos ganamos”, sostiene. En esa premisa —crear condiciones para quedarse, en vez de migrar— se juega buena parte del desarrollo territorial del Paraguay. Y la empresa, desde su rol, ya tomó posición.
Además de impulsar el arraigo local, el modelo de urbanización que promueve la firma se vuelve una herramienta concreta de formalización fiscal. Un solo loteo puede transformar una gran propiedad improductiva en cientos de cuentas corrientes catastrales, ampliando la base tributaria de los municipios y potenciando la inversión pública en servicios básicos. Esa dinámica —muchas veces subestimada en el debate público— demuestra que el urbanismo no es solo diseño, sino también es política de desarrollo.
La clave, según Quiroga, está en la lectura anticipada del territorio. “Paraguay aún tiene un potencial enorme para crecer de forma ordenada. Pero eso solo es posible si existe una mirada compartida entre lo público y lo privado, con reglas claras, voluntad de ejecutar y visión de futuro”, concluye.