Teisa: Casi cuatro décadas desafiando los límites de la tecnología

Bajo el liderazgo de Jaime Egüez, Teisa evolucionó de un pequeño emprendimiento familiar a convertirse en un actor clave del ecosistema digital paraguayo. A lo largo de 38 años, la empresa fue pionera en la instalación de fibra óptica, el desarrollo de soluciones de conectividad empresarial y la incorporación del Internet de las Cosas (IoT). Infraestructura, innovación tecnológica y una firme visión país convergen en esta historia empresarial.

Desde sus inicios, Tecnología en Electrónica e Informática S.A. (Teisa) ha sido sinónimo de anticipación. Mucho antes de que la conectividad se volviera una necesidad transversal para las empresas y la infraestructura digital fuera tema en la agenda pública, un pequeño emprendimiento familiar ya empezaba a trazar rutas que cambiarían el paisaje tecnológico del país.

Fundada a fines de los años 80 por Jaime Egüez, la empresa nació en un momento en que hablar de computadoras en Paraguay aún era un privilegio de pocos. Pero en ese escenario incipiente, el impulso emprendedor de Egüez, combinado con una percepción por detectar cambios de época, permitió construir una visión de largo plazo que aún hoy define el ADN de Teisa.

La red Sigfox 0G desplegada por Teisa permite que dispositivos transmitan datos sin depender de energía eléctrica constante ni conexión celular, con baterías que duran años.
La red Sigfox 0G desplegada por Teisa permite que dispositivos transmitan datos sin depender de energía eléctrica constante ni conexión celular, con baterías que duran años.

Una visión de escala

“Siempre me pregunté: ¿por qué no? Por qué no podríamos hacer desde Paraguay algo que normalmente hacen las grandes empresas tecnológicas globales. Nunca creí que nuestra escala fuera un límite”, señala Egüez. Esa convicción, alimentada tanto por la formación técnica que recibió desde joven como por una búsqueda personal de sentido y propósito, marcaría la hoja de ruta de la compañía. Más que vender tecnología, Teisa se propuso construir futuro, y lo hizo apostando por la innovación como motor estructural.

En casi cuatro décadas, la empresa logró posicionarse como actor central en la transformación digital del país. Esto lo hizo conectando al Gobierno cuando nadie hablaba de fibra óptica, trabajando de cerca con corporaciones cuando el mercado aún era incipiente, y desafiando estructuras dominadas por monopolios. La firma no se limitó a ofrecer servicios: ayudó a desarrollar los cimientos sobre los cuales hoy se sostiene buena parte del ecosistema digital paraguayo.

De la arquitectura a la fibra óptica

Aunque hoy es reconocido como uno de los empresarios tecnológicos más influyentes del país, Jaime no empezó su carrera en ese campo. Su formación inicial fue en arquitectura, disciplina que ejerció con proyectos residenciales y corporativos hasta que la tecnología terminó por absorber su vocación emprendedora. “A los 27 años tenía tres emprendimientos y tuve que elegir. Elegí la tecnología porque vi que era el camino del futuro”, recuerda.

La decisión no fue improvisada. Su padre, Galo Egüez, había sido un alto ejecutivo regional de IBM, y desde la infancia Jaime tuvo contacto con tarjetas perforadas (predecesora de disquetes y discos duros), calculadoras programables y equipos que eran vanguardia en los años 70 y 80. “Cuando un chico de 13 años recibe tarjetas perforadas de IBM para jugar, inevitablemente se forma con otra mirada”, afirma. La arquitectura le enseñó a planificar; la tecnología, a desafiar los límites.

Así nació la primera versión de lo que luego sería Teisa: una empresa enfocada en la instalación de cableados y servicios técnicos para equipos IBM. Pero el salto real llegó en 1992, cuando el Gobierno paraguayo lanzó un llamado para construir una red de fibra óptica que interconectara las instituciones públicas. “Nadie tenía nada en ese momento, ni siquiera Copaco (Compañía Paraguaya de Comunicaciones) tenía técnicos. Me fui a capacitar en Estados Unidos, volví con dos personas más, y ganamos la licitación”, relata Egüez.

La red se entregó en 1994 y sigue operativa hasta hoy, sin interrupciones. Fue el primer gran hito de Teisa y también el punto de inflexión personal para su fundador; allí empezó a tomar forma una empresa que no se contentaría con seguir tendencias, sino que buscaría crearlas.

Construyendo redes para un país conectado

Tras la experiencia con la red de fibra óptica, Teisa comenzó a posicionarse como una empresa que no solo prestaba servicios tecnológicos, sino que construía infraestructura crítica para el desarrollo del país. En paralelo al crecimiento de Internet en el mundo, en Paraguay aún regía el monopolio de Copaco. Pero a fines de los 90, la creación de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) como ente regulador abrió una ventana de oportunidad para el ingreso de operadores privados. Egüez no dudó: “Nos tiramos de lleno a competir, antes de que existieran los celulares, incluso. Queríamos demostrar que desde el sector privado también se podía conectar al país”.

Con visión estratégica, Teisa se enfocó en desarrollar redes propias. Primero en Asunción, luego extendiéndose hacia el sur por la Ruta 1 y más tarde al este por la Ruta 2, la empresa construyó un anillo nacional de fibra que fue ampliando año tras año. “Nuestro diferencial siempre fue que no tercerizamos el conocimiento técnico: aprendemos, invertimos y ejecutamos nosotros mismos”, explica Egüez. Esa política permitió asegurar un alto estándar de calidad y fidelidad en los enlaces.

En poco tiempo, Teisa pasó de ser un jugador emergente a convertirse en el operador privado con la red de fibra más robusta del país. Bancos, industrias, organismos internacionales y empresas multinacionales comenzaron a migrar hacia sus servicios, seducidos por una promesa poco común en ese momento: estabilidad, velocidad y soporte local confiable. “El Citibank fue el primero que confió en nosotros. No entendían del todo qué queríamos hacer, pero nos dieron la oportunidad. Eso nos abrió muchas puertas”, recuerda Jaime, aludiendo a uno de los primeros contratos relevantes de la firma en la época.

La infraestructura desplegada en esa etapa fundacional no solo conectó edificios, sino que ayudó a conectar ideas, procesos, regiones enteras. Fue una apuesta empresarial, sí, pero también un acto de construcción país.

Teisa conectó al Gobierno cuando nadie hablaba de fibra óptica, trabajando de cerca con corporaciones cuando el mercado aún era incipiente.
Teisa conectó al Gobierno cuando nadie hablaba de fibra óptica, trabajando de cerca con corporaciones cuando el mercado aún era incipiente.

Romper monopolios y abrir caminos

La historia de esta compañía está marcada por decisiones que rompieron esquemas. Una de las más significativas ocurrió cuando la empresa se convirtió en la primera en desafiar abiertamente el monopolio de Copaco, al presentar servicios de redes de comunicación operadas por privados. “Fue un salto al vacío. No teníamos certezas, pero sí una convicción: si no lo hacíamos nosotros, nadie lo iba a hacer”, cuenta Egüez. Era 1999 y el país aún no hablaba en serio de competencia en telecomunicaciones. Pero Teisa, con pocos años en el terreno, logró abrir una brecha.

El apoyo de aliados clave fue fundamental. “Siempre rescato lo que hizo Citibank en aquel momento. Me mandaron a Fort Lauderdale (ciudad de Florida) a explicar a los norteamericanos lo que queríamos hacer. Ellos entendieron y nos apoyaron. Eso nos permitió avanzar cuando muchos dudaban”, relata Egüez. El resultado fue una red corporativa que no solo funcionó, sino que marcó un antes y un después en la forma de pensar la conectividad empresarial en Paraguay.

Desde entonces, la empresa adoptó una filosofía de innovación regulatoria. Uno de los ejemplos más recientes es la licencia para operar la red de Internet de las Cosas (IoT), un proceso que implicó modificar normativas y abrir un espectro nuevo para el país. “Cada vez que damos un paso disruptivo tenemos que construir cambios en el status quo legal. Pero siempre lo hacemos con la mirada puesta en lo que Paraguay necesita para avanzar”, sostiene.

Esa actitud de anticipación, de no esperar a que el entorno esté listo sino ayudar a moldearlo, se volvió parte del sello de Teisa. En lugar de acomodarse a lo que ya existe, apuestan por habilitar nuevas posibilidades, incluso si eso implica transitar por terrenos inciertos. “Trabas hay millones, anécdotas de derrotas también. Pero si no nos ponemos barreras mentales, siempre vamos a encontrar una manera de conseguir un camino”, resume Egüez con tono reflexivo.

El ADN de la innovación

Asimismo, en el centro de la evolución de Teisa hay una convicción firme: la innovación no es una estrategia, sino una forma de estar en el mundo. Egüez no lo plantea como una consigna de marketing, sino como un principio operativo que marcó desde siempre el rumbo de la compañía. “Nunca nos propusimos vender una marca aparte. Nuestra marca es Teisa, y lo que vendemos es confianza. Entender el desafío del cliente como propio es parte de nuestra naturaleza”, explica.

Uno de los hitos más reveladores de esa cultura fue la apuesta por el Internet de las Cosas (IoT). Años antes de que se hablara de forma masiva del tema, Teisa ya trabajaba en el diseño de una red nacional de sensores inteligentes. Para concretarlo, logró una licencia especial, modificó reglamentaciones locales y selló una alianza estratégica con Sigfox (proveedor de servicios líder mundial para IoT), convirtiéndose en operador exclusivo de esta red global en Paraguay. “Era un salto al vacío tecnológico y legal. Pero sabíamos que era necesario si queríamos empujar al país hacia un nuevo nivel”, afirma Egüez.

La red Sigfox 0G desplegada por Teisa permite que dispositivos transmitan datos sin depender de energía eléctrica constante ni conexión celular, con baterías que duran años. Esto abre posibilidades para sectores tan diversos como la logística, la salud, la industria alimentaria o la ganadería. “Hacemos que las cosas hablen”, resume Jaime, en alusión a sensores que detectan si un camión de helados rompe la cadena de frío, si baja el agua de un bebedero en el Chaco o si una caja fue robada de un depósito. La idea de conectar objetos para mejorar decisiones humanas refleja con claridad la visión integradora de la compañía.

En esa búsqueda permanente, Teisa también ha impulsado el desarrollo de soluciones propias, fortaleciendo su independencia tecnológica. Como destaca Egüez, “tenemos un equipo de estrategia que mira constantemente los límites del mercado, buscando los próximos espacios por explorar. Y si nadie quiere apostar ahí, vamos nosotros”.

Cuando las cosas hablan

Detrás del concepto de IoT hay aplicaciones prácticas que Teisa convirtió en soluciones concretas. Desde sensores que detectan la apertura no autorizada de una puerta hasta sistemas que alertan cuando un generador se apaga, la red 0G permite monitorear activos en tiempo real sin necesidad de energía eléctrica constante.

Para Teisa, se trata de algo más que dispositivos conectados. Es la continuidad de una visión donde la tecnología sirve para mejorar la vida real, en tiempo real. Donde los desafíos no se evitan, sino que se enfrentan con conocimiento, con compromiso y con esa vocación de construir país desde la innovación. “Nosotros no vendemos marcas, vendemos confianza. Y la confianza no se construye con discursos, sino estando donde hay que estar, cuando más se necesita”, afirma finalmente Egüez.

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