Paraguay avanza en la diversificación energética para atraer industrias tecnológicas

Ante un escenario de mayor consumo energético, el gobierno impulsa nuevas fuentes de generación eléctrica —incluyendo pequeñas centrales hidroeléctricas, energía solar fotovoltaica, gas natural e incluso alternativas en estudio como los reactores nucleares modulares— para sostener el crecimiento de la demanda y captar inversiones que sigan empujando la inserción del país en cadenas de valor de la industria digital. El desafío: transformar la ventaja eléctrica en desarrollo estratégico y en oportunidades concretas para el ecosistema de negocios local.

La ventaja estructural, lejos de ser definitiva, enfrenta tensiones crecientes por el cambio climático, el aumento del consumo y la falta de diversificación. La energía, en Paraguay, es tanto oportunidad como desafío.
La ventaja estructural, lejos de ser definitiva, enfrenta tensiones crecientes por el cambio climático, el aumento del consumo y la falta de diversificación. La energía, en Paraguay, es tanto oportunidad como desafío.

En días recientes, se dieron varios anuncios desde el Viceministerio de Minas y Energía y la Presidencia en un sentido similar: la firme intención y pasos concretos hacia la incorporación de nuevas fuentes de generación —como las pequeñas centrales hidroeléctricas, energía solar fotovoltaica, gas natural e incluso energía nuclear como opción a largo plazo— como parte de una agenda que busca asegurar el abastecimiento eléctrico más allá de 2030.

Este giro ocurre en un momento clave. La diferencia entre la oferta y la demanda de energía eléctrica en el país comienza a achicarse cada vez más, y se proyecta que para finales de la década podrían equipararse durante horas pico. Al mismo tiempo, Paraguay se posiciona como un destino competitivo para industrias globales que requieren energía limpia, confiable y a precios competitivos, alentados por declaraciones como la del secretario de Estado Marco Rubio, haciendo un llamado a inversión inteligente en el país.

Sí, Paraguay parte de una posición envidiable: una matriz casi 100% renovable, excedentes disponibles y acuerdos binacionales consolidados, pero el nuevo escenario de la demanda por esa energía plantea desafíos: industrias intensivas en energía, como los centros de datos, buscan radicarse en lugares con energía limpia, estable y a precios competitivos.

Una ventaja que debe transformarse en estrategia

La diversificación surge ante una posibilidad cada vez más cercana de utilizar el máximo de nuestra disponibilidad. Se estima que hacia 2030 el país podría alcanzar niveles de consumo que demandarán ampliar la oferta más allá de lo que proveen Itaipú y Yacyretá. Ante esto, se anunció el lanzamiento de proyectos como las 22 pequeñas centrales hidroeléctricas (PCHs) como una opción descentralizada y sostenible, así como el fomento de la generación solar en zonas con alto potencial.

Además, se mencionó la posibilidad de explorar, a largo plazo, opciones como los reactores modulares nucleares de pequeño porte, en línea con estándares internacionales, como parte del debate sobre seguridad energética y transición tecnológica.

Por su parte, el gas natural, a través de acuerdos regionales, aparece como posible fuente de respaldo ante picos de demanda o variabilidad hídrica, si se utiliza como combustible en centrales termoeléctricas. Sin que esto implique una decisión inmediata, la apertura al análisis refleja una visión de mediano y largo plazo.

Condiciones para captar inversión de calidad

La preeminencia de una sola fuente como la hidroeléctrica ya es cosa del pasado. La matriz energética del futuro en el Paraguay debe basarse necesariamente en un mix, que bien gestionado, puede sostener la competitividad energética del país en un contexto regional cada vez más exigente.

Pero más allá de estos anuncios, combinados con la creciente atención de Paraguay como una alternativa para el establecimiento de industrias digitales, el éxito de esta estrategia dependerá de varios factores: 1) un marco normativo claro que habilite la participación privada en generación descentralizada en condiciones competitivas; 2) esquemas tarifarios estables y previsibles para usuarios intensivos en energía; 3) infraestructura y conectividad digital de alta capacidad y, 4) formación de talento humano calificado para operar tecnologías energéticas y digitales.

Estos elementos no solo atraen capital, sino que definen la calidad de desarrollo que podemos generar dentro del país, así como las oportunidades para nuevos negocios.

De potencia energética a hub digital

La energía es uno de los principales activos del Paraguay. Pero solo se convertirá en motor de transformación si se articula con política industrial, innovación regulatoria y visión de país.

Convertirnos en un polo regional de servicios digitales, manufactura limpia y cadenas de valor tecnológicas dependerá de la capacidad que tengamos de construir sobre nuestra abundancia energética. Este proceso no solo permitirá atraer inversión extranjera de alto impacto, sino también generar nuevas oportunidades para el empresariado nacional.

*Investigadora y doctora en política energética.

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