Nuestro día a día está cada vez más modelado por la tecnología, por lo que resulta crucial reflexionar sobre el rol que desempeñamos las mujeres en este campo. Si bien nuestra participación ha ido en aumento, los espacios de liderazgo e innovación tecnológica aún están marcados por profundas brechas de género. Por eso es importante proponernos crecer, abrir espacios y, con determinación, alcanzarlo.
Como gerente de transformación digital he sido testigo de cómo las mujeres no solo participan de los procesos tecnológicos, sino que los redefinen desde la empatía, la resiliencia y la visión sistémica.
La transformación digital no es sólo una cuestión de herramientas, sino de mentalidad. Y es ahí donde muchas mujeres marcan la diferencia: lideran desde la colaboración, generan soluciones creativas e inclusivas y empujan a las organizaciones hacia modelos más humanos y sostenibles.
Sin embargo, aún tenemos la oportunidad de elevar más nuestra voz, hacernos escuchar, animarnos a hablar y continuar asumiendo roles con mayor poder de decisión. Por la formación, muchas veces en carreras técnicas, he visto mujeres que sabían la respuesta a consultas en mesas de trabajo, pero optaban por callar, o no querían preguntar por no hacer el ridículo, es ahí cuando les propongo: “hablemos, elevemos la voz.”
¿Si ya sabemos todo, tal vez hemos llegado al techo en nuestra carrera? Está bien preguntar, es importante que los cargos directivos escuchen tu voz, vean tu interés, te conozcan. Esta es una de las principales diferencias que puede apreciar en el campo del marketing y comercial vs. mujeres en tecnología, las primeras están más acostumbradas a cuestionar y participar abiertamente sin pedir permiso.
Sé que abrirse espacio en tecnología no es sencillo. Implica desafiar estereotipos, enfrentar entornos donde la representación femenina todavía es limitada, pero también implica descubrir un potencial inmenso: el de innovar con propósito, crear y liderar con autenticidad. Lo bueno es que, con apoyo de mentores, y con un plan claro es posible y se hace más ligero. También es importante conocer y formarnos en habilidades blandas, a más de las duras propias del rol en sí.
En Paraguay, y en Latinoamérica en general, observamos como emerge una nueva generación de mujeres emprendedoras digitales, desarrolladoras, analistas de datos, líderes en ciberseguridad y fundadoras de startups tecnológicas. Este éxito no es casualidad: es el resultado de la preparación, el acceso a redes de apoyo, mentorías y, sobre todo, la decisión firme de estar presentes y ser protagonistas.
En mi experiencia, con 15 años de carrera ejecutiva y 10 roles distintos llegando a Gerente Regional para LATAM, el crecimiento y el plan de carrera lo fui armando con mis manos. Sabía a dónde quería ir, hablaba con mis jefes y mentores, evaluaba qué me faltaba para el siguiente rol, lo planificaba, me lo proponía a lograrlo y, a medida que se daban las oportunidades, me postulaba, o me invitaban a postular. Esto fue posible gracias a la confianza de mis jefes, al apoyo de mentores, y a que sabía cuál era el siguiente paso que quería dar.
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Un plan de carrera definido, con un plan de acción claro, y mucho compromiso, ayudan a abrir espacios y alcanzar tus metas. Hoy más que nunca, necesitamos a más mujeres al frente de la revolución digital. No como invitadas, sino como arquitectas y protagonistas del cambio. Y para eso, debemos seguir apostando a nuestra formación continua, visibilidad y liderazgo.