Su fundador, Sebastián Maffei, explicó durante una entrevista a ABC Negocios que la idea surgió uniendo dos conceptos. La de encontrar una forma para reciclar los neumáticos fuera de uso (NFU) sin al mismo tiempo dañar el medio ambiente y crear productos con valor agregado que tengan utilidad para el consumidor final.
Del desecho a la solución
Maffei detalló que el proceso productivo comienza con la recolección y recepción de neumáticos, muchos de ellos acercados por empresas aliadas a través de convenios. En planta, los neumáticos son fumigados, limpiados, triturados y luego separados en sus componentes: acero, fibra textil y caucho. Este último es reducido a gránulos e incluso polvo, y luego prensado para dar vida a las baldosas.
La empresa inició operaciones a fines de 2020 y según el fundador comenzaron a comercializar productos en abril de 2021. Desde entonces, su crecimiento ha sido exponencial. Agregó que hoy cuentan con más de 30 máquinas y se encuentra en plena expansión: se construye un nuevo galpón y se triplicará la capacidad de procesamiento, pasando de unas 60-70 toneladas de caucho al mes a 200 toneladas. “Todo un proceso mecánico, nosotros no quemamos nada. No utilizamos recursos naturales, solo se utiliza un tanque de agua que es agua en recirculación. No utilizamos agua virgen, se carga una vez y eso recircula para refrigeración. No emitimos gases”, subrayó.
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Un modelo sostenible en todos los frentes
Además de baldosas —su producto estrella—, el empresario mencionó que han desarrollado prototipos de llaveros, suelas para zapatos industriales y rampas de caucho. Desde 2023, también comercializa zócalos y terminaciones en caucho. Cada baldosa utiliza entre 5 a 40 kilos de caucho, dependiendo del grosor (de 10 a 50 mm) y el uso previsto: ganadero, gimnasios, áreas peatonales, parques o senderos.
Refirió que los productos tienen una vida útil de entre 10 y 20 años, y cuando se deterioran pueden ser reciclados nuevamente dentro de la misma planta. “Nuestro producto es reciclable una vez que llega al final de su vida útil. Nosotros las baldosas de caucho las traemos de nuevo a la fábrica y si hay un problema, se trituran de nuevo y se convierten en un nuevo producto”, explicó.
Certificación, calidad y expansión internacional
Detrás del éxito, señaló Maffei, hubo un intenso trabajo de investigación y desarrollo. “Me tomó 6 meses a 7 meses, más de 200 pruebas que tengo ahí anotadas para el desarrollo de baldosas de caucho de alta calidad”.
Para validar su calidad, las baldosas fueron enviadas a laboratorios del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) en Argentina y a San Pablo en Brasil, donde obtuvieron certificaciones bajo normas de la Associação Brasileira de Normas Técnicas (ABNT) , equivalentes a la ISO.
Actualmente, la firma ya opera con una franquicia en Argentina y tiene subdistribuidores en ese país. También exporta a Brasil bajo un modelo de reventa y se encuentra en negociaciones para establecer presencia en Uruguay y México. “Todo esto en menos de 5 años, así que tenemos grandes planes para seguir expandiéndonos”, subrayó.
La iniciativa se posiciona como un actor clave en la economía circular en Paraguay. Según su representante, el impacto ambiental de la empresa es directamente medible en toneladas de caucho procesado y reutilizado en nuevos productos. Pero también destaca el compromiso social.

“Nosotros trabajamos con la Fundación Avina y la Fundación Moisés Bertoni, haciendo campañas, invirtiendo en conjunto para ayudar a la asociación de recicladores. Invertimos en puntos de acopio para facilitar a la ciudadanía el depósito de sus neumáticos para que tengan donde ponerlos”.
A nivel económico, destacó el crecimiento del 600% desde su primer año de operación hasta 2024, con un 2025 ya superando las ventas anteriores. Para 2026, la expectativa es aún más ambiciosa, con una inversión importante que triplicará la capacidad de producción.