Las políticas de Estado, acuerdos nacionales y la planificación son herramientas claves para construir un país con una economía más sólida, inclusiva y resiliente, de acuerdo a las demandas y oportunidades del mercado global.
Sin embargo, hay desafíos, agendas internas y reformas pendientes que deben ser abordados con voluntad política y visión estratégica. ¿Cuáles son las principales barreras a enfrentar? ¿Los pilares que deberían sostener ese crecimiento? ¿Qué rol juegan la institucionalidad, la industrialización, la innovación, el valor agregado, la educación y la infraestructura en este largo camino?
Hugo Cáceres, director ejecutivo de Horizonte Positivo
La iniciativa es un avance en materia de planificación estratégica con visión de mediano y largo plazo y foco en tres ejes productivos con potencial de escalamiento y nuevas industrias estratégicas.
No obstante, su efectividad dependerá de dos elementos: la capacidad de ejecución multisectorial y la generación de condiciones estructurales habilitantes como capital humano, infraestructura, logística e institucionalidad. Es necesario atender los obstáculos internos: informalidad, baja capacidad institucional, infraestructura; y los externos: clima, competencia global y riesgos geopolíticos.
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Para duplicar el PIB y el empleo formal se requieren más inversión, productividad y formalización. Paraguay comparte ventajas, pero debe invertir en capacidades institucionales y humanas y necesita un modelo de desarrollo productivo con transformación estructural, que aproveche su identidad económica y se inserte inteligentemente en cadenas de valor globales.
Ese modelo debe ir de la mano con una estrategia decidida a cerrar las brechas sociales en educación, salud y condiciones de vida. El objetivo no es solo producir más, sino vivir mejor. Mejorar empleo no es solo en cantidad, sino en calidad.
Víctor González Acosta, presidente de González Acosta & Asociados
Para lograr un crecimiento económico sostenido, Paraguay debe avanzar hacia un modelo productivo basado en el valor agregado y la economía del conocimiento. Incorporar tecnología en toda la cadena productiva es clave para aumentar la competitividad y generar empleos de calidad.
Para lograrlo, se deben fortalecer las instituciones, mejorar la infraestructura, diversificar exportaciones y fomentar el ahorro. La conectividad global es esencial: Paraguay debe integrarse al mundo, donde se encuentran los mercados, el capital y el conocimiento que impulsan el desarrollo.
Nuestro país necesita impulsar la inversión en capital humano, conectividad, acceso a mercados financieros globales y seguridad jurídica. Sectores como el agroganadero, la manufactura, el turismo y los servicios tienen gran potencial.
Costa Rica es un ejemplo cercano: pasó de un ingreso per cápita de US$ 5.000 a US$ 20.000 gracias a la atracción de inversiones tecnológicas y la instalación de parques industriales con marcas globales.
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Gerardo García, presidente de la Cámara de la Industria Química Farmacéutica del Paraguay
Es fundamental que el país cuente con un plan estratégico a largo plazo. La planificación bien estructurada aumenta las posibilidades de éxito futuro. La intención de duplicar el producto interno bruto en el mediano plazo no solo implicaría mayor capacidad financiera para las empresas, sino también para los ciudadanos. Existen modelos exitosos, como Taiwán, que apostaron por la educación y la formación de mano de obra especializada, logrando convertirse en potencias tecnológicas.
Aunque el ingreso inmediato a la economía del conocimiento sea desafiante, Paraguay puede aprovechar su ubicación geográfica y transformarse en un centro comercial regional. La clave está en fortalecer nuestras ventajas, atrayendo inversiones que incorporen tecnología y abran el camino hacia el desarrollo sostenible.
Carina Daher, presidenta de la Cámara de Empresas Maquiladoras del Paraguay
La ambiciosa hoja de ruta apuesta por un crecimiento anual del PIB del 7 al 10%, con enfoque técnico y multisectorial; enfrenta desafíos: baja inversión en infraestructura, escasa capacitación técnica y presiones externas como exigencias de sostenibilidad y volatilidad regional. La meta es clara: una transformación productiva con inclusión y empleo de calidad.
El proyectado combina agroindustria, manufactura y servicios globales, fortaleciendo sectores donde Paraguay tiene ventajas competitivas: energía renovable, maquila, alimentos procesados y textiles. El proyecto destaca la atracción de inversión extranjera, formación técnica y mejora de infraestructura como ejes clave. El régimen de maquila se posiciona como herramienta central, generando empleo escalable y tecnificado. Para lograrlo, se proponen incentivos fiscales inteligentes, inclusión financiera, servicios de cuidado infantil y promoción activa del país.
Oscar Rafael Ortega, director de Arcoiris y Agroalimentos
Paraguay tiene el potencial de duplicar su economía y nivel de empleo mediante el desarrollo de infraestructura, industrialización, fomento a la inversión y un uso eficiente de sus recursos. La clave está en un modelo económico diversificado, inclusivo y sostenible, que priorice la innovación y la inversión en capital humano.
Según el Banco Mundial, para lograr un crecimiento sostenido se necesitan políticas públicas centradas en educación, empleos de calidad, fortalecimiento fiscal y adaptación al cambio climático. La diversificación productiva, el fortalecimiento institucional y el apoyo a las pymes son elementos esenciales.
La fuerza laboral, joven y competitiva representa una ventaja regional. Para duplicar el empleo, es fundamental generar oportunidades en sectores como servicios, comercio, construcción, agricultura y tecnología, además de formalizar el trabajo e impulsar la capacitación.
Christian Cieplik, CEO del Grupo Laboratorio y Santa Margarita
El plan representa una hoja de ruta ambiciosa. Su éxito depende de la articulación entre recursos naturales, desarrollo industrial, capital humano y políticas públicas eficientes. Paraguay debe fortalecer su industria, ampliar su base exportadora y garantizar una educación de calidad, adaptada a las exigencias del mercado global. Se debe generar mano de obra calificada, acompañada por seguridad jurídica, salud e infraestructura energética confiable.
El empleo digno y sostenido vendrá de un ecosistema industrial robusto, donde cada eslabón, del campo a la fábrica, sume valor. El desarrollo no será posible sin una transformación profunda de la educación y una institucionalidad sólida que priorice el mérito y la excelencia o sea una política industrial y pacto público privado de Estado a largo plazo o varios gobiernos.

Liz Rocío Grütter Acevedo, presidenta de la Asociación de Emprendedores del Paraguay
Contar con un plan estratégico a largo plazo es clave para el desarrollo sostenible del país; se requieren visión, compromiso político y coordinación entre el sector público, el privado y la sociedad civil. El desafío de duplicar la economía y el empleo es ambicioso, pero posible, si se encara con acciones concretas y sostenidas.
Es urgente invertir en infraestructura, energía, logística y dragado de ríos, mejorar el clima de negocios, facilitar el acceso al financiamiento y apostar por la formación técnica. Sectores como biocombustibles, biomasa y forestal tienen gran potencial. Además, el país debe posicionarse mejor en el mercado internacional, aprendiendo de modelos como Vietnam o Corea del Sur.
Es importante apoyar a las mipymes y reducir la burocracia estatal. Paraguay enfrenta limitaciones estructurales y externas, pero con políticas públicas claras y sostenidas, el país tiene la oportunidad de dar un salto histórico hacia un modelo económico más productivo, inclusivo y competitivo.
Celia Fariña Rojas, docente de la Facultad de Ciencias Económicas - UNA
El desarrollo económico sostenible del Paraguay requiere más que planes ambiciosos; demanda compromiso real de actores políticos, sociales y económicos. A pesar de contar con condiciones favorables, como abundante energía y fuerza laboral competitiva, los avances se ven frenados por la corrupción, la informalidad y la baja calidad educativa. La clave está en la aplicación de tecnología en procesos productivos y en incentivar sectores estratégicos.
La agricultura, históricamente motor del país, debe orientarse hacia la exportación con valor agregado, apoyada por capacitación y asistencia técnica. Además, urge mejorar infraestructura, conectividad y educación, e impulsar una agenda de industrialización y diversificación. Sectores como el tecnológico y de servicios ofrecen grandes oportunidades, especialmente para jóvenes y mujeres, si se promueve la formación adecuada.
Sin seguridad jurídica, inversión extranjera ni políticas públicas, difícilmente se logrará un crecimiento sostenido. Paraguay tiene el potencial, pero necesita voluntad política, planificación a largo plazo y una verdadera articulación público privada para transformar su economía y generar empleo digno.
Pablo Zabala,<b> </b>presidente de la Cámara de Servicios y Tercerización
El plan estratégico del MIC plantea una ambiciosa hoja de ruta hacia el 2035, pero sorprende la baja ponderación dada al sector de tercerización de servicios (BPO). Esta industria representa una oportunidad transformadora para Paraguay: genera empleo formal, joven, y exporta talento sin requerir grandes infraestructuras.
Países como Colombia lo entendieron y hoy lideran en exportación de servicios con más de 600.000 empleos formales. Paraguay tiene condiciones similares: población joven, costos competitivos y estabilidad macroeconómica. Apostar por educación técnica y bilingüe, conectividad digital, marcos normativos claros y la ampliación del régimen de maquila al sector servicios permitiría duplicar la economía y el empleo. Desde Paraguay ya se exportan soluciones a América, EE.UU., Europa y Asia. La economía del conocimiento no depende de la tierra, sino del talento. Es hora de que Paraguay lo valore como un actor estratégico, no secundario, en su camino hacia el desarrollo sostenible.
Osmar Fleitas Velázquez, gerente de Consultora Executive
La alianza público privada es clave, así como el compromiso con la infraestructura, digitalización del Estado, y el acceso al crédito para las mipymes, verdadero motor económico del país.
Diversificar exportaciones, apostar por la industrialización y fortalecer sectores como agroindustria, manufactura ligera, software y logística serán fundamentales. Modelos exitosos como Vietnam o Chile demuestran que la combinación de estabilidad, tecnología y educación técnica puede transformar un país. Paraguay tiene ventajas competitivas, como su joven mano de obra, pero requiere una inversión decidida en formación técnica, inclusión laboral femenina y reformas laborales. Para lograr un desarrollo inclusivo y sostenible, se propone un modelo mixto, con fuerte rol del Estado en infraestructura, educación y regulación eficiente. Los desafíos son grandes, pero también lo es el potencial para un verdadero salto económico.