El sueño de Cellshop comienza con la historia personal de su fundador, Jorbel Griebeler, un joven que a los 17 años decidió cruzar el Puente de la Amistad en busca de nuevas oportunidades. Hijo de un albañil y una manicurista, acumulaba experiencias de vendedor ambulante en su Brasil natal —desde lustrar zapatos hasta ofrecer helados— antes de animarse a iniciar un recorrido que lo llevaría a convertirse en empresario. Al llegar a Ciudad del Este consiguió empleo en comercios del microcentro, primero en Toca Fita Center, dedicada a estéreos para autos, y luego en Pioneer Internacional, donde se formó en ventas en plena expansión del mercado electrónico. Más adelante, se desempeñó como gerente en Mercadão do Celular, justo cuando la telefonía móvil comenzaba a despegar.
Con esa experiencia acumulada, dio su primer paso hacia la independencia en un pequeño local de apenas 12 metros cuadrados en el Shopping Vendôme. Allí nació Cell Motion, semilla de lo que años después sería Cellshop. “Empecé vendiendo carcasas, cargadores y baterías, que era lo que estaba en tendencia y lo que mi condición financiera me permitía. Eso fue lo que me hizo crecer rápido, conquistar clientes y avanzar dentro del rubro”, recuerda Griebeler. Ese comienzo modesto, marcado por disciplina y visión, fue el primer ladrillo de un proyecto que con el tiempo se transformaría en un referente del retail fronterizo.

La era de la telefonía móvil y el despegue
El verdadero punto de inflexión para el negocio de Griebeler llegó con el desembarco de la tecnología GSM, que permitía el uso de celulares con chip. A finales de la década del 2000, mientras su primera tienda aún se enfocaba en accesorios, decidió apostar con fuerza por este nuevo mercado. “Rápidamente me subí a esa ola y empecé a vender con mucha fuerza las marcas que llegaban, como Panasonic, Motorola, Nokia, Sony Ericsson”, recuerda. Esta decisión no solo le permitió posicionarse en un segmento en auge, sino también multiplicar su cartera de clientes.
Durante esos años, Griebeler representó en Paraguay la marca BLU, creada por una familia estadounidense en Miami. “Con esta marca, desde 2010 hasta 2016 hicimos historia; vendimos muchísimas unidades y llegamos con la representación a todas las zonas fronterizas del país, incluso a Brasil”, destaca. El éxito con BLU consolidó su experiencia como distribuidor de celulares y le permitió ampliar aún más la línea de productos, sumando televisores, cámaras y aires acondicionados.
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Fue en ese periodo cuando Cell Motion evolucionó a Cell Eletrônicos, ya con más de 180 colaboradores y un portafolio en crecimiento constante. Ese salto de accesorios a celulares marcó la transición de un emprendimiento personal hacia una empresa en expansión, que comenzaba a perfilarse como un jugador clave dentro del competitivo comercio fronterizo.
Transformación en tienda departamental
El crecimiento de la empresa exigía un espacio mayor. En 2016, Griebeler tomó la decisión de trasladar su operación a un edificio de cinco pisos en pleno microcentro de Ciudad del Este, donde se consolidaría como tienda departamental. Con más de 7.000 metros cuadrados, el nuevo local permitió incorporar categorías que hasta entonces estaban fuera del radar: perfumería, bebidas, moda casual y deportiva, juguetes, camping y pesca, entre otras.
El cambio de nombre también fue un paso clave. “Ya no podíamos seguir llamándonos Cell Eletrônicos si íbamos a vender perfumes, ropas y vinos. Entonces decidimos dar ese salto hacia una nueva etapa y creamos Cellshop”, explica. Aunque recibió críticas de agencias publicitarias que consideraban que el nuevo nombre no conectaría con los clientes, Griebeler se mantuvo firme. El tiempo le dio la razón: Cellshop se convirtió en una marca reconocida a nivel regional.
En paralelo, impulsó un negocio complementario: Caminos del Vino, empresa dedicada a la importación y distribución de vinos de alta gama, con presencia también en Asunción. Este movimiento confirmó su estrategia de diversificación y fortaleció la oferta para un público que buscaba experiencias más sofisticadas.

Expansión y diversificación de marcas propias
Una de las apuestas más ambiciosas de Griebeler fue la creación de marcas propias dentro del portafolio de Cellshop. La primera fue JOOG, inspirada en la abreviación de su propio nombre. Fabricada en China, ofrece desde pequeños accesorios —como cables de cargadores o auriculares— hasta televisores de 85 pulgadas. “Es una línea completa de productos electrónicos y tecnológicos, con muchísimo éxito y aceptación entre brasileños y argentinos”, señala.
En el rubro textil desarrolló Hydrant, enfocada en moda casual masculina. La propuesta comenzó con prendas confeccionadas con algodón Pima peruano, reconocido por su calidad, y luego incorporó camisas con tejidos tecnológicos, como modelos repelentes al agua. Según Griebeler, la marca responde a necesidades cotidianas y busca conectar con los clientes a través de la innovación.
La tercera creación es Choice, dirigida al público femenino. Incluye fragancias, productos para el cabello, maquillaje, carteras y, próximamente, prendas de vestir. Para el empresario, implantar una marca en un mercado tan competitivo “no es nada fácil”, pero el flujo de clientes diarios demuestra que la estrategia está dando resultados.
Estas tres marcas consolidan la visión de la compañía de ir más allá de la simple distribución y convertirse en un generador de identidad propia en cada categoría donde compite.
El presente: impacto económico y social
Hoy, Cellshop es mucho más que una tienda: se consolidó como uno de los motores del turismo de compras en la Triple Frontera. La empresa emplea a casi 1.000 colaboradores entre ventas, logística, administración y servicio técnico, lo que la convierte en uno de los mayores empleadores privados del sector retail en Paraguay.
El flujo de clientes también es impresionante. Según Griebeler, la tienda de Ciudad del Este recibe en promedio 15.000 visitantes por día, de los cuales un 50% son brasileños, un 45% argentinos y apenas un 5% paraguayos. Este dato confirma que Cellshop se ha posicionado como un atractivo internacional, capaz de atraer a turistas que llegan a la frontera no solo por precios, sino también por la experiencia de compra. “La tienda es reconocida como la más amada de Paraguay, porque todos los que van tienen una excelente experiencia”, afirma con orgullo.
Además, la compañía obtuvo en 2023 la certificación de Great Place to Work, reconocimiento que refleja el esfuerzo por construir un entorno laboral positivo y motivador. Para Griebeler, la clave está en transmitir a su equipo que cada cliente que cruza la puerta “llega a cumplir un sueño” y que es responsabilidad del personal “superar sus expectativas”. Ese enfoque cultural ha sido determinante para sostener el crecimiento y fidelizar tanto a empleados como a compradores.

Innovación y canales de venta
Aunque el fuerte de Cellshop sigue siendo la atención en sus tiendas físicas, la compañía apostó con decisión por la venta online para llegar a clientes de todo el país. Su plataforma digital permite comprar desde cualquier punto de Paraguay con opciones de pago en tarjetas, giros o transferencias, y entrega en un plazo de hasta 48 horas. Esta modalidad se volvió clave para consumidores que antes debían viajar hasta Ciudad del Este para acceder al catálogo.
En sus locales físicos, la innovación también se hace sentir. La sucursal de Asunción, por ejemplo, incorporó tótems de autoservicio donde el cliente puede elegir el producto, concretar el pedido y pagar sin necesidad de pasar por caja. A eso se suma la aceptación de múltiples monedas —guaraníes, reales y dólares— y la integración del sistema PIX, muy utilizado en Brasil, lo que agiliza las transacciones y facilita la compra a los turistas.
La estrategia digital se complementa con una fuerte presencia en redes sociales y el trabajo con influencers brasileños y argentinos, que ayudan a atraer visitantes a la tienda física. “En Brasil hacemos un trabajo muy exhaustivo de marketing con influencers y artistas. Eso nos dio mucha credibilidad y hoy logramos que miles de turistas vengan cada día”, resalta Griebeler. Así, la empresa combina logística, tecnología y comunicación para sostener su posicionamiento en un mercado altamente competitivo.
Expansión nacional: Asunción y Pedro Juan Caballero
La consolidación en Ciudad del Este dio paso a una etapa de expansión interna. En 2024, Cellshop abrió su primera sucursal en Asunción, en la zona de Aviadores del Chaco. Allí el foco inicial estuvo en productos electrónicos y para el hogar, con un modelo de atención ágil basado en personal capacitado durante meses para trasladar los estándares de la casa matriz.
El paso siguiente es hacia el norte. El 4 de septiembre de este año se inaugurará la tienda de Pedro Juan Caballero, con 5.000 metros cuadrados de superficie, 200 nuevos empleos y un catálogo que replica la experiencia de CDE: tecnología, perfumes premium, bebidas, moda, juguetes y camping. Como incentivo de lanzamiento, la empresa sortea un automóvil eléctrico Xiaomi entre sus primeros clientes. Para Griebeler, esta apertura responde a un pedido histórico de consumidores de Mato Grosso do Sul y consolida la estrategia de cubrir los principales polos fronterizos.

Una visión de futuro a gran escala
Cellshop no se detiene en su crecimiento. En Ciudad del Este ya está en marcha una megaconstrucción de 53.000 metros cuadrados, concebida como uno de los proyectos comerciales más ambiciosos de Sudamérica. El plan contempla 20.000 metros cuadrados de tienda, un patio de comidas, un centro de eventos para 5.000 personas y un estacionamiento de gran capacidad. La meta es inaugurarlo en el Black Friday de 2026, dotando a la ciudad de un espacio multifuncional que combine comercio, entretenimiento y cultura. Para Griebeler, se trata de “darle una nueva vida a Ciudad del Este”, con una infraestructura que trascienda la experiencia de compra y convierta a la frontera en un polo de atracción regional.
Esta visión se enlaza con la expansión internacional. Durante la pandemia, Cellshop abrió su Duty Free en el shopping Catuaí Palladium, en Foz de Iguazú, convirtiéndose en pionero entre los empresarios locales en aprovechar la normativa brasileña de tiendas libres de impuestos. Más tarde sumó dos locales en el aeropuerto de Foz, que ampliaron la presencia de la marca y la acercaron a nuevas compañías globales interesadas en Paraguay.
Hoy, con miles de empleos generados, miles de visitantes diarios y un futuro marcado por proyectos de gran escala, Cellshop se consolida como una de las historias empresariales más notables de la región. “Queremos seguir honrando lo que Dios nos dio hasta hoy, abriendo más tiendas, trayendo nuevas marcas y generando oportunidades”, resume su fundador.