Después de una vida de trabajo: ¿quién cuida mejor a sus jubilados?

Al concluir la etapa laboral, la jubilación se convierte en la prueba de fuego de cada sistema de seguridad social. Rankings internacionales como el Mercer CFA Institute Global Pension Index muestran qué países han logrado construir sistemas previsionales sólidos, capaces de garantizar ingresos adecuados, cobertura universal y sostenibilidad financiera. Paraguay no figura en esas listas globales, pero los datos locales permiten dimensionar sus retos y contrastarlos.

Aunque Paraguay no figura en el índice global, los datos locales lo colocan en una situación delicada.
Aunque Paraguay no figura en el índice global, los datos locales lo colocan en una situación delicada.

La jubilación se ha convertido en uno de los grandes termómetros sociales y económicos del siglo XXI. No solo refleja cuánto valoran los países a quienes dedicaron décadas al trabajo, sino también la solidez de sus sistemas de seguridad social.

Rankings como el Mercer CFA Institute Global Pension Index, que evalúa a 48 países con base en criterios de adecuación de beneficios, sostenibilidad e integridad, revelan profundas diferencias, ya que mientras naciones como Países Bajos, Islandia o Dinamarca encabezan la lista con sistemas que reemplazan hasta el 90% del salario previo, otras regiones exhiben esquemas frágiles, con coberturas parciales y pensiones insuficientes.

Top 5 países que mejor cuidan a sus jubilados, según datos del 2024.
Top 5 países que mejor cuidan a sus jubilados, según datos del 2024.

Paraguay ausente, pero no invisible

En ese mapa internacional, Paraguay no figura dentro de los rankings más difundidos, lo que de por sí es un dato relevante, evidenciando la falta de integración a evaluaciones comparativas de gran escala. Sin embargo, los números locales muestran una realidad que no puede quedar al margen. Apenas el 24% de los trabajadores paraguayos cotiza en un plan de pensiones o previsional y solo 55,9% de los mayores de 65 años percibe algún tipo de jubilación.

Aun así, existen esfuerzos institucionales, como el censo digital de jubilados de la Caja Fiscal –que ya logró censar al 98% de su universo– y estudios actuariales del Instituto de Previsión Social (IPS) que buscan proyectar la sostenibilidad del sistema. Estos indicadores, aunque fragmentados, permiten situar a Paraguay dentro de un escenario comparativo que ayuda a entender sus desafíos frente a las mejores prácticas internacionales.

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Europa como referencia de solidez previsional

El viejo continente concentra algunos de los sistemas previsionales más robustos del mundo. Países Bajos, Islandia y Dinamarca lideran el índice de Mercer gracias a una fórmula que combina pensión pública básica y planes ocupacionales obligatorios, alcanzando tasas de reemplazo que rondan el 80% al 90% del salario previo. Esta estructura asegura que los adultos mayores mantengan un nivel de vida muy cercano al de su etapa activa.

La clave europea no está solo en la suficiencia de beneficios, sino también en la sostenibilidad. Varios países han elevado la edad de retiro a 65 o 67 años y destinan entre 3% y 8% del PIB a pensiones mínimas no contributivas, garantizando un piso de protección social. A esto se suma una gobernanza sólida que inspira confianza en los fondos previsionales y permite equilibrar generosidad con estabilidad financiera.

América Latina: contrastes y la realidad paraguaya

En América Latina, los sistemas previsionales avanzan a distintas velocidades. Según el índice Mercer 2024, Chile encabeza la región con 74,9 puntos, seguido por México (68,5) y Uruguay (68,3). Chile se destaca por su esquema de cuentas individuales obligatorias con un refuerzo estatal para quienes no alcanzan aportes suficientes. México logró un salto notable gracias a la reforma de 2020, que aumentó las contribuciones patronales y fortaleció la pensión mínima garantizada. Uruguay, con un sistema mixto que combina reparto y capitalización, mantiene una cobertura alta y estable en el tiempo.

En contraste, no todos corren con la misma suerte. Argentina, con 45,5 puntos, se ubica en los últimos lugares del ranking global, reflejo de crisis recurrentes que erosionan el poder adquisitivo de las jubilaciones. En otros países, como Perú y Colombia, persisten debates intensos sobre la sostenibilidad de sus esquemas mixtos, mientras que Brasil enfrenta la presión de un gasto previsional elevado con relación a su PIB.

La región, en general, comparte tres problemas comunes, que son la alta informalidad laboral, baja densidad de aportes y envejecimiento acelerado, lo que compromete la sostenibilidad de los sistemas en el futuro.

Números locales que preocupan

Aunque Paraguay no figura en el índice global, los datos locales lo colocan en una situación delicada. El haber jubilatorio promedio en el IPS fue de G. 4.279.463 en diciembre de 2023, según el Boletín Estadístico de Seguridad Social. El haber mínimo, que anteriormente representaba el 75% del salario mínimo legal, se redujo para nuevos jubilados al 33% del SML (G. 884.523), manteniendo a los beneficiarios previos en sus niveles por derecho adquirido.

La densidad de cotización es otro punto crítico: más de la mitad de los trabajadores no acumulará los 25 años de aporte exigidos para acceder a la jubilación ordinaria de IPS, lo que implica que muchos jubilados solo podrán optar por regímenes proporcionales u anticipados —caso de quienes tienen 15 años, pero no más—, con beneficios reducidos.

Con solo el 24% de la fuerza laboral cotizando y un 55,9% de los mayores de 65 años percibiendo pensión, el sistema muestra una fragilidad estructural evidente. En el IPS, por ejemplo, la relación activo/jubilado es de apenas 9,5 a 1, lo que confirma que la vejez en Paraguay depende más de la familia o del trabajo informal prolongado que de un esquema previsional robusto.

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