Alto Paraná opera con 26 universidades

El mapa de la educación superior en Paraguay muestra un crecimiento y una importante concentración en regiones de alta dinámica económica. De las 58 universidades habilitadas por el Consejo Nacional de Educación Superior (Cones), 26 operan en Alto Paraná, departamento que se consolida como un polo académico del país y concentra a 15.389 estudiantes de medicina, el 33,5% a nivel nacional.

Educación superior en Alto Paraná.
Educación superior en Alto Paraná.

De acuerdo al Cones, la expansión y concentración de universidades en Alto Paraná responde a una dinámica de crecimiento poblacional y económico que demanda de formación profesional. “No existe una relación causal exacta entre el aumento de habitantes y la creación de universidades, pero es evidente que ambos factores se fortalecen mutuamente. A mayor población y mayor movimiento económico, más fuerte es la demanda educativa”, comentó Juan Invernizzi, director de Proyectos del Cones en una entrevista con ABC Negocios.

Medicina, la estrella del Este con 15.389 estudiantes

La carrera de Medicina ocupa el primer lugar entre las preferencias de los estudiantes del Alto Paraná. En las ciudades fronterizas, donde la vida académica se entrelaza con el comercio transfronterizo, los números sorprenden: más del 33,5% de los estudiantes brasileros de medicina de todo el país están concentrados en Alta Paraná, atraídos por los costos accesibles y la oferta educativa.

Mapa de la educación superior en Paraguay.
Mapa de la educación superior en Paraguay.

Según el Cones, existen en promedio 35.273 estudiantes brasileros que estudian medicina en el Paraguay de un total de 45.872 alumnos que cursan esa carrera; es decir, el 76,9%. El atractivo económico es evidente. Mientras en Brasil las cuotas universitarias de medicina pueden alcanzar cifras inalcanzables para muchas familias, en Paraguay el costo mensual ronda los G. 3.000.000, según estimaciones del Cones.

El flujo de estudiantes extranjeros en Alto Paraná, únicamente en la carrera de Medicina, es de 15.389 y se proyecta que, aproximadamente, junto a los estudiantes de otras carreras, puedan inyectar US$ 20 millones mensuales a la economía de esa región, entre aranceles educativos, alimentación, vivienda, transporte, entre otros.

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Otras carreras tienen un arancel promedio de G. 700.000 en adelante, dependiendo de la institución. Si bien el organismo no maneja datos oficiales actualizados, reconoce que los precios representan una inversión significativa para los hogares y, en algunos casos, pueden derivar en deserción o endeudamiento estudiantil.

Regulación y sostenibilidad del sistema

La expansión del sistema universitario paraguayo avanza a buen ritmo, pero no sin exigencias regulatorias. Invernizzi recordó que la Ley 4995/2013 establece a la educación superior como un bien público, lo que significa que su finalidad no debe ser el lucro, sino la formación de profesionales competentes y el aporte al desarrollo del país.

En la estructura del sistema, el Cones comparte responsabilidades con la Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior (Aneaes) y el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC). La Aneaes fija los estándares de calidad y lleva adelante los procesos de evaluación y acreditación; mientras que el Cones y el MEC son los encargados de habilitar y supervisar a las instituciones.

En la actualidad, no existen denuncias activas en Alto Paraná sobre instituciones que operen sin habilitación, aunque en años anteriores se detectaron casos irregulares. “Hoy el control es mucho más estricto. Las universidades saben que funcionar fuera del marco legal implica sanciones y pérdida de credibilidad”, afirmó.

Universidades como motor del desarrollo regional vs. cantidad y calidad

Según el funcionario el caso de Alto Paraná ilustra cómo la educación superior puede convertirse en un eje de desarrollo local. Con 26 universidades en funcionamiento, la región no solo forma profesionales, sino que impulsa sectores conexos como el inmobiliario, el transporte y los servicios. La presencia de miles de estudiantes —paraguayos y extranjeros— dinamiza la economía y genera empleo directo e indirecto.

La concentración académica en el Este del país también impulsa una competencia positiva entre instituciones, que buscan mejorar su oferta curricular, invertir en infraestructura y fortalecer vínculos con el sector productivo. Sin embargo, el desafío central sigue siendo equilibrar cantidad y calidad.

Queremos universidades sostenibles, con carreras pertinentes y docentes calificados. El crecimiento por sí solo no garantiza la calidad”, enfatizó Invernizzi. “Por eso, el rol del Cones y de la Aneaes es asegurar que cada institución responda a las necesidades del Paraguay del futuro”.

Enfatizó que la frontera entre Paraguay y Brasil no solo es un espacio comercial: es también una zona de intercambio cultural y académico. Miles de jóvenes cruzan cada año para estudiar, aprender y aportar al desarrollo regional. La educación sin fronteras es una realidad tangible, pero requiere políticas que acompañen su crecimiento con visión de largo plazo.

Con un sistema en expansión, una demanda creciente y un entorno económico favorable, Alto Paraná se posiciona como un laboratorio de futuro para la educación superior paraguaya. Allí, donde el conocimiento cruza ríos y fronteras, el desafío es garantizar que la calidad avance al mismo ritmo que la cantidad.

Una vez terminados los estudios de medicina en el país, una gran cantidad de estudiantes retorna a Brasil a rendir el examen de revalidación para ejercer la profesión formalmente y acceder a un salario aproximado mensual, en el país vecino, de entre 9.000 y 10.000 reales.

El futuro digital de la educación superior

Los cambios tecnológicos y la transformación del mundo laboral obligan a repensar el modelo educativo.

Desde el Cones, se impulsa la adopción de modalidades híbridas y virtuales, una tendencia global que también gana terreno en Paraguay.

No contamos con datos precisos sobre cuántas carreras funcionan hoy bajo modalidades virtuales o mixtas, pero sin duda el futuro está en esa dirección. Las universidades que logren integrar tecnología a su gestión académica serán las que lideren la próxima etapa del sistema”, comentó Invernizzi.

La virtualidad abre nuevas oportunidades para estudiantes de zonas alejadas y permite a las instituciones ampliar su cobertura sin grandes infraestructuras físicas, aunque plantea un reto: garantizar la calidad de los contenidos y la capacitación docente para la enseñanza en entornos digitales.