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Luego de recibir burlas y críticas, la diputada que tanto le quiere a su “Patrão”, tuvo que regresar a su humildad para decir que le gusta el dulce de batata.
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Pero el senador colorado Pettengill tiró combustible sobre la hoguera de la indignación ciudadana. Dijo que el corte premium de carne vacuna no es para cualquiera y que también se pueden comer guiso y puchero. ¡Cham!
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Los colorados le están tocando una vez más la oreja al pueblo. Son los autores del aumento de G. 5 millones para legisladores y altas autoridades del Poder Ejecutivo y apenas G. 100.000 para los que ganan el mínimo.
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Ojalá que la gente se acuerde de las provocaciones de estos privilegiados personajes el día de las elecciones municipales y generales para que vayan a la llanura a degustar sus cheesecake, latte y carnes premium tranquilamente y lejos del poder.
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Como decía el recordado humorista argentino Alberto Olmedo: Siempre que llovió, paró.
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Mientras la Abed se jactaba de que el Paraguay “está mejor” con “Horror Colorado”, se caía el techo de una escuela en Horqueta. Una postal que lamentablemente no desaparece del paisaje nacional.
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“Desinflaron” a “garrotazos” los opositores a la comisión apaleadora. El cartista ñembo liberal Dionisio Amarilla describió conclusiones a las que nadie llegó. Por lo visto fue el libreto que le dieron en el “quincho” y repitió como loro.
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El ahora embajador del “Patrão” en EE.UU. coincidentemente dice lo mismo. En realidad, debería preocuparse por el nuevo decreto que firmó Trump sobre el fentanilo. Washington dejó en claro que no va a joder con eso. En breve, conoceremos el desenlace.
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Entre las conversaciones improbables pero no imposibles, el embajador “mala leche” podría pedirle a Marco Rubio que levante las “injustas” sanciones al “Patrão”. Y el alto funcionario norteamericano le podría responder de la siguiente manera: Cualquier paraguayo tiene toda la libertad del mundo para defenderse personalmente en EE.UU. ¡Cháke!