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Itaipú, tema estratégico de la agenda bilateral, fue uno de los puntos centrales de la reunión. Siguiendo la tendencia de los últimos años, grandes frases y consignas genéricas arroparon al tema, sin nada concreto más que el acuerdo de pisar el acelerador.
Peña habló de una “visión conjunta más ambiciosa” para la entidad en los próximos 50 años, como “generadora de energía y desarrollo”. Qué significa eso, cómo, y, sobre todo, energía y desarrollo para quién, siguen siendo grandes vacíos en las declaraciones y propuestas.
Pisar el acelerador
Lo concreto manifestado por Peña y Lula tras la reunión, fue el consenso de acelerar lo más rápido posible todas las tratativas, con la revisión del Anexo C que iniciaría el 13 de agosto, al cumplirse los 50 años.
Lula vendrá a Asunción para el traspaso de mando del 15 de agosto, y, posterior a ello, mantendrá con Peña su tercera reunión oficial, donde se pueden venir sorpresas.
La cantidad de escenarios y posibilidades que se abren son inmensas. En varios artículos, entrevistas, reuniones, papers, documentos y propuestas, las hemos analizado. Ahora toca mirar lo que va pasando, y actuar sobre ello.
De las declaraciones y entrevistas posteriores, se puede ver un interés de ambos en aumentar los fondos que provienen de la entidad para los países. Las formas de hacerlo son varias.
Más fondos
Si va por la vía de una modificación del Anexo C, debe ser posteriormente aprobado por ambos Congresos, en un Brasil con un Congreso controlado por la oposición, lo que puede no darle, o retrasarse de forma importante.
Si va por la vía de un acuerdo interno en el Consejo de Administración, no pasa por los Estados, y puede implementarse desde el 2024 con el nuevo presupuesto y la nueva tarifa directamente desde la entidad.
Más fondos disponibles es una necesidad real de los gobiernos de Paraguay y Brasil. Paraguay, llegando a casi 40% del PIB en deuda externa, sigue sin dar un salto productivo que le permita salir del círculo vicioso deuda-deuda.
A su vez, la crisis económica y política por la que atraviesa el país, y en la que asume el nuevo gobierno -con viejas deudas, favores y lealtades por pagar-, es otro punto a considerar.
Más fondos frescos, directamente de la entidad, le permitirían al nuevo gobierno un margen de maniobra para endeudarse más y pagar los favores debidos. Pero esta oportunidad histórica no puede ir nuevamente a enriquecer los bolsillos de algunos, para que unos pocos estén mejor.
Lo que podemos ganar
Primeramente, debemos mantener la mirada en la cancha grande, en toda la oportunidad que estamos jugando. Mirar cada paso y colocarlo en su contexto, para mantener la cabeza en alto y actuar a corto, mediano y largo plazo.
Quedarnos solamente en los 300 a 600 millones de dólares anules más que podrían venir, como un gran logro, es dejar de mirar los 3.000 a 4.000 millones de dólares anuales que podemos ganar, y la inversión productiva de éstos para un espiral ascendente que logrean que sean cada vez más.
Para qué y para quién
El segundo debate que debemos dar, involucrándonos toda la ciudadanía y movilizando una propuesta de consenso nacional, es a dónde irán estos posibles nuevos fondos.
Una oportunidad única, aunque sea un primer paso de todo lo que podemos lograr, debe orientarse necesariamente a dar el despegue productivo y tecnológico que necesitamos como país, no a mantenernos en el atraso, parchando una estructura que no da más.
¿Serán más fondos para pagar la deuda externa? ¿Para el clientelismo? ¿Más fondos para subsidiar a empresas improductivas, como las extractivas o del transporte público?
¿O serán más fondos para educación, calidad docente, tecnología, ciencia e investigación? ¿Para salud e infraestructura? ¿Más fondos para la industria y la producción?
Ciudadanía atenta
No podemos quedarnos de brazos cruzados ni expectantes, menos aún ante un nuevo-viejo gobierno que tiene intereses ya marcados, y no necesariamente por la bandera tricolor ni la consciencia nacional.
Es tarea nuestra como ciudadanía poner estos temas en la mesa, debatirlos, compartirlos, y construir un gran consenso nacional que, con Paraguay en el centro, logre impulsar una propuesta democrática, ambiciosa, realista y efectiva para el desarrollo nacional.
* Politóloga, docente e investigadora. Especialista en desarrollo. Integrante de la Campaña Itaipu ñane mba´e. @cvuyk. ceciliavuyk@gmail.com