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El año 2024, nuevamente los productores frutihortícolas cerraron la temporada con millonarias pérdidas ocasionadas por la falta de mercado y los bajos precios pagados en los mercados, e incluso en finca. Actualmente, muchos de los agricultores analizan dejar este rubro para evitar enfrentar otro año más de pérdidas y desilusiones.
Realizaron manifestaciones en diferentes puntos del país, e incluso llegaron a tirar sus productos sobre las rutas, en señal de protesta contra el Gobierno Central, que se mantiene indiferente ante esta grave situación que atraviesan los agricultores.
El contrabando es el principal enemigo de los productores de nuestro país; ingresan en grandes cantidades cargamentos de tomate, cebolla y locote de los países vecinos, mientras la producción nacional, de excelente calidad, se queda sin mercado y se pudre en las chacras.
El ingreso masivo e ilegal genera una competencia desleal, y los que más pierden son los agricultores paraguayos, que invierten millones para producir buenos productos y luego venden por sumas irrisorias que, finalmente, derivan en pérdidas.
La familia Steguen, de la localidad de Nueva Italia, departamento Central, produce tomate y cebolla de excelente calidad en una gran superficie. El año pasado ni siquiera pudo recuperar la inversión realizada para asegurar la cosecha y el mercado.
Esta familia invirtió G. 60 millones por 15.000 plantines de tomate, pero ni siquiera pudo recuperar la mitad. La pérdida fue enorme y, para este año, ya redujo la superficie de producción y analiza dejar definitivamente el rubro.
La falta de apoyo del Gobierno de turno a los agricultores es total; no cuentan con créditos accesibles ni con asistencia técnica del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), cuya administración está a cargo de Carlos Giménez.
Es el momento de que el gobierno de Santiago Peña tome en serio el problema del contrabando y que implemente métodos para contrarrestar este flagelo. Es la principal plaga que está matando la producción agrícola nacional, de la cual depende la economía y la supervivencia de las familias del campo.