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En algunos sectores de la comunidad ayolense, horas de desvelo no siempre arrojan buenos resultados, ya que el líquido que sale de los grifos a cuentagotas es insalubre, ya sea por causa del óxido o del lodo.
Es necesaria la utilización moderada para que alcance para todos, que se cobre si es necesario, pero que haya agua, decía uno de los usuarios. Mientras muchos no tienen siquiera para beber, otros, cada tres días, cambian el agua de sus piscinas o, simplemente, dejan las canillas abiertas por horas para regar sus jardines.
La falta de solidaridad y de saber administrar el agua para que beneficie a todos también es una realidad que se siente cada vez más fuerte. Pareciera que las plantas del jardín son más importantes que la necesidad de aquel prójimo que no recibe tan solo una gota para intentar saciar su sed.
Por si fuera poco, no se observa que los responsables de aplicar normas para la administración del agua efectúen algún tipo de advertencia ante estos hechos denunciados públicamente a través de las redes sociales o medios de comunicación.
El clamor de la ciudadanía a las autoridades nacionales, departamentales y municipales para que ejecuten proyectos que pongan fin al padecimiento que se arrastra desde hace décadas no es escuchado por quienes, durante las campañas electorales, se llenaban la boca diciendo que el suministro de agua potable sería la prioridad de su gobierno. La realidad es muy diferente porque en muchos hogares, durante días, no tienen el suministro del vital líquido.
Desde la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) señalaron que la planta de tratamiento del agua fue construida hace cuarenta años para abastecer a los barrios Mil Viviendas y de la Villa Permanente, que en esa época eran ocupados por los obreros que construyeron la Central Hidroeléctrica Yacyretá (CHY). El suministro se extendió a otros sectores de la ciudad y actualmente ya no tiene la suficiente capacidad para abastecer a todos, porque la cantidad de usuarios aumentó considerablemente.
Presidentes de comisiones barriales piden al gobierno municipal y al director paraguayo de la EBY, Luis Benítez, otra planta de tratamiento de agua para poder procurar poner fin al suplicio para acceder al elemento fundamental para la vida humana en muchos hogares de Ayolas.
¿Es posible o, una vez más, la crisis económica de la binacional será el argumento que servirá de obstáculo?