¿Quién podrá defendernos?

El Fiscal General del Estado, Emiliano Rolón, deslizó una llamativa frase esta semana ante la consulta de si hay presiones para abrir carpetas fiscales: “No, ninguna. Ningún medio, ni ninguna persona, nadie está exento de ser investigado. Ni tampoco hay ninguna limitación. Lo que queremos es información”.

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¿Los medios entonces pueden ser investigados?, le consulta el colega Claudio Genes y el representante de la sociedad paraguaya responde: “La culpabilidad se busca”, mientras trata de acomodar sus palabras que ya se escaparon y dice que los medios son solamente medios para transmitir un mensaje.

Analizando en frío, las expresiones del Fiscal General nos parecen por lo mínimo desatinadas. Al parecer este funcionario se encuentra muy lejos de mostrarse imparcial. Al parecer la “investigación” que desarrolla apunta directamente a quién filtró la información que demuestra que jueces, fiscales, parlamentarios y otros se encargaban de traficar influencias para su propio beneficio. Sus palabras casi no dejan duda de que la investigación se dirige a los mensajeros que dieron a conocer uno de los capítulos más turbios de nuestra golpeada era democrática.

Poner el foco en quienes filtraron la información y no en las terribles acciones de los traficantes de influencias, nos pueden hacer pensar en que el encargado de defender a la ciudadanía, el que debe procurar que los hechos punibles de acción penal pública no queden impunes, no está cumpliendo sus funciones, así como tampoco lo hicieron sus predecesores.

En la misma ley orgánica del Ministerio Público se menciona que la institución a su cargo tiene la responsabilidad de la “protección de la sociedad”. Esperemos que esto sea llevado a la práctica de una vez y sin tantas vueltas como acostumbra hacerlo Emiliano Rolón cuando se ve obligado a rendir cuentas ante los medios. Muchas veces repasa un libreto de obviedades y artículos que se acomodan a su perorata para finalmente pedir que se les de tiempo de trabajar, mientras micciona fuera del recipiente.

Los que siguen esperando en el ropero de Emiliano Rolón son sus pantalones, esperando a que se los ponga de una vez y sin tantas vueltas para cumplir sus funciones sin tantos justificativos. La ley menciona que el Ministerio Público ejercerá sus funciones “sin sujeción a directivas que emanen de órganos ajenos a su estructura”. Todos sabemos que cuando se quiso mostrar un poco independiente “lo calmaron” las bravuconadas de las bancadas oficialistas que lo amenazaron con destitución por medio de un juicio político. A esta altura, ser condenado por traficantes de influencias debería ser una condecoración que quede en la historia como un gran acto de dignidad.

El problema lo venimos arrastrando desde hace tiempo y tiene que ver con el verdadero poder en nuestra República. El mismo actualmente no está en ninguna institución del Estado, se ejerce con dólares en la mano. Cuando el poder real se encuentra fuera del Palacio de López, o del Legislativo, no podemos esperar que los órganos cumplan con su función, las instituciones serán más bien funcionales a intereses particulares. “¿Quién podrá defendernos?”, se preguntaba un personaje de Chespirito. Y no sabemos, pero posiblemente se presente como salvador a un nuevo Chapulín Colorado.

arturo@abc.com.py

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