Algunos de los problemas de la justicia en el Paraguay

La Justicia en el Paraguay es un objetivo que históricamente ha sido- y es hasta ahora-, para el ciudadano más una aspiración que un Derecho; y para el Estado, una declaración ambiciosa en intenciones, en las Constituciones y en declaraciones formales, pero que constituye un deber incumplido hasta ahora, a pesar de los esfuerzos de algunos patriotas.

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Los problemas para alcanzar esa Justicia tan anhelada en nuestro país me recuerdan a algunos de los problemas matemáticos que no han logrado ser resueltos por la ciencia, no obstante, el tiempo transcurrido desde la invención de la aritmética.

Y es que buscamos incesantemente resolverlos desde el diseño constitucional y leyes complementarias, cuando el problema principal parece estar en otro lado; la integridad y el coraje de los que son electos para cumplir los roles asignados. Los intereses personales, la ambición desmedida, los intereses políticos de los grupos que manejan las instituciones hicieron trizas las viejas virtudes paraguayas de austeridad y patriotismo que adornaron a un ciudadano ilustre, irrepetible, como Eligio Ayala.

¿En qué se han convertido instituciones esperanzadoras –en su momento- como el Consejo de la Magistratura y el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados? ¿El Ministerio Público y la Universidad Nacional, la Facultad de Derecho? ¿Y también instituciones privadas como el Colegio de Abogados? Yo lo voy a decir: se han convertido en caricaturas de los nobles propósitos que inspiraron su creación, una burla sarcástica.

Hemos llegado al colmo de que el Gremio de Abogados eligió a un representante para el Consejo de la Magistratura en elecciones directas declarado significativamente corrupto, como es el caso del abogado Jorge Bogarín Alfonso y a su vez la responsabilidad de los parlamentarios al haber elegido a dos personajes sin capacidad ni título comprobado, Orlando Arévalos y Hernán Rivas, llegando a la presidencia del Consejo de la Magistratura y del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados.

¿No es eso un escándalo? ¿En qué estaban ocupados los órganos de control de tales Entidades? ¿Qué otra cosa si no intereses bastardos mueven a los responsables de estas designaciones, empezando por quienes estuvieran en esos momentos al frente del Parlamento responsables de la designación de estas personas, que fuera en sus inicios una Institución respetada y respetable, con una dirigencia seria y reconocida por sus virtudes personales?.

Es lamentable también la imagen que tiene hoy el Ministerio Público. El fracaso es más doloroso cuando la designación de un hombre de Derecho despertara en su momento tantas expectativas, y diera paso a imaginaciones positivas, que poco a poco se fue desgajando como las hojas en otoño.

En fin, sin hacer más especulaciones jurídicas, busquemos a paraguayos/as patriotas, comprometidos con este nuestro país tan sufrido, y tan cobardemente atacado por sus propios hijos desnaturalizados, y entonces, solo entonces, encontraremos la senda correcta para alcanzar la Justicia.

Un viejo dicho inglés enseña que “si quieres un buen Juez, busca un hombre honrado y valiente. Si sabe Derecho, mejor.”

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