Anunciación a orillas del Paraná

Roque González de Santa Cruz, sacerdote jesuita, fundó una de las primeras misiones de esta región un 25 de marzo de 1615, exactamente a nueve meses de la Navidad. La Iglesia católica celebra en esa fecha la anunciación de la llegada del Hijo de Dios por intermedio de la Virgen María, y en conmemoración a la fecha, el misionero González la bautizó como “Nuestra Señora de la Anunciación de la Encarnación de Itapúa”.

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Quien sería posteriormente reconocido como el primer santo paraguayo, montó el hito con una cruz al margen izquierdo del río Paraná, sobre una roca que sobresalía en punta del río, de ahí el término en guaraní Itapúa, que significa punta de roca. Durante dos siglos desde esta anunciación, permaneció esta denominación, aunque la ciudad se trasladó al otro margen del río debido a conflictos con nativos. Se asentó alrededor de la actual Plaza de Armas, considerada hoy el corazón del microcentro de la ciudad. En 1843 el presidente Carlos Antonio López, cambió el nombre a Villa Encarnación. El 6 de junio de 1907 Encarnación adquirió categoría de ciudad con ese nombre.

Podríamos decir que hasta bendecida es la rica historia de esta ciudad, que empezó a orillas de un río, lo atravesó y por siglos le dio la espalda a su origen. Con las transformaciones en el entorno generadas por la culminación de la Central Hidroeléctrica Yacyretá, el río nuevamente tomó protagonismo en la historia reciente de la ciudad.

Para miles de familias significó un proceso traumático y de sufrimiento. Constituyó la reconfiguración del estilo de vida hacia una abrupta transición a lo que hoy es. Fue el desplazamiento de miles de ciudadanos que vivían en las zonas inundadas, en pos del “progreso” del país.

De manera fortuita, cuando parecía cada vez más alejado nuestro cotidiano de las aguas del Paraná, la caprichosa historia empecinada a conectarnos, nos regaló un fenómeno que marcó el rumbo de la ciudad. En el verano del 2011, miles de personas se volcaron hacia una playa artificial todavía no habilitada, que fue construida por la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), marcando un auge que crece exponencialmente hasta la actualidad. Hoy, la playa San José es el punto neurálgico del turismo en la ciudad conocida como la “Perla del Sur”, o la “Perla del Paraguay”.

El río devolvió una oportunidad de progreso, con proyección hacia el turismo y un abanico de posibilidades que se generaron a partir de él. Cada 1° de enero, entre 70.000 y 80.000 personas reciben el Año Nuevo a orillas del imponente río que vio nacer y fue parte de estos cuatro siglos y una década, para muchos sufrida, pero enriquecedora interconexión de historias que hacen a la ciudad lo que hoy es.

En el venidero 410° aniversario es importante rescatar que Encarnación no es solo playa, infraestructura y crecimiento. Encarnación es su gente, es resiliencia, es fortaleza y, por sobre todo, es volver a empezar, con fe, y continuar hacia adelante ante cualquier adversidad.

sergio.gonzález@abc.com.py

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