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Por lo expuesto, no se trata de fanáticos religiosos o personas que alegaron motivos de salud, al menos es lo que dijo una de las madres al asegurar que no lo permitirá porque simplemente en su casa no consumen cerdo.
Poco tiempo después del escándalo desatado anteriormente, la Asociación Paraguaya de Productores de Cerdo había dado a conocer su punto de vista, su titular aseguraba que dicho animal estaba pagando un “crimen que no cometió”, porque, ciertamente, el problema en realidad habría sido la preparación supuestamente inadecuada en el marco del programa estrella del gobierno HC (Hambre Cero).
Sería de necios negar los beneficios de dicha proteína al consumidor, porque tiene buenos niveles de vitaminas y aminoácidos, lo que bien preparado se convierte en un importante menú para la dieta de los estudiantes.
Parece completamente necesario ir más allá de una cuestión de gustos o tradiciones. El chancho es un alimento que siempre se consumió y se sigue consumiendo en Paraguay. Una ciudad lo tiene como emblema, lo que nos sirve de muestra simple. El mismo es el significado del ahorro porque se engorda durante un tiempo hasta que finalmente es consumido en alguna fiesta anual. Todo esto nos lleva a concluir que la última protesta fue solo una anécdota.
No estamos diciendo que el reclamo inicial estaba equivocado, sino todo lo contrario. No existen mejores contralores de los alimentos de los niños que sus propios padres. Y todos esperamos que lo sigan siendo con el mejor de los criterios.
“La culpa no es del cerdo, sino del que le da de comer”, dice el refrán en alusión a que el animal suelto puede causar estragos y que detrás del mismo hay un responsable. Ahí es donde se debe apuntar, a los responsables. Pero no solamente de quienes se encargan de Hambre Cero. Debería investigarse de manera inmisericorde a quienes presuntamente cobrarán cifras multimillonarias por muebles escolares que valen mucho menos. Si no existiera tanta impunidad ya sabríamos hacia donde apuntar el dedo, y no será solamente a quienes se enriquecen legalmente con las licitaciones públicas, sino también a quienes les dan de comer.