Tarzán sin Chita y cómo aplicar sus semejanzas

Un Partido Colorado sin corruptos, un PLRA sin vendidos, Cruzada Nacional sin tránsfugas serían como Tarzán sin Chita. Incompletos, impensables, imposibles. Tarzán sin Chita tiene también una aplicación retórica para las licitaciones sin coimas. No existen tales. En toda licitación hay acomodos en pliegos para los compinches y se preestablecen copiosas propinas para la corona y los muchachos. La corrupción es una condición inherente al poder.

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El calor de la situación con los brasileños del Palmeiras, a raíz de una acción considerada racista en un partido de juveniles, hizo que una frase del presidente de la Conmebol azuzara el fuego. La Conmebol sin Brasil sería como “Tarzán sin Chita” fue lo dicho por Alejandro Domínguez. Esto trascendió lo futbolístico y hasta el propio Lula reaccionó airadamente. Y conste que Brasil es el país más racista de Sudamérica, y eso lo sentimos los propios paraguayos en nuestro territorio fronterizo.

Chita no es esencial en la vida de Tarzán. Pero le da gracia y ternura al personaje. Lo completa, y hasta refresca su humanidad. No hay que olvidar que este héroe de historietas —y ecologista—, concebido por el escritor estadounidense Edgar Rice Burroughs, fue criado en las selvas africanas por una familia de monos, tras la muerte de sus padres. Y de paso se debe decir que la mención de Chita no es la mención de lo grotesco, sino de lo gracioso. Pero esto lo pueden entender solo personas con un espíritu superior, que están por encima de las emocionalidades pueriles, primitivas. Y, sobre todo, lo pueden entender mejor quienes no tienen cola de paja.

Pero ya que estamos con lo de esta pareja de ficción, podemos hacer varias analogías con ella. En especial en nuestro mundillo político, que despierta permanentemente sensaciones que van desde la indignación irritante hasta la risa resignada.

Días atrás al presidente Peña le dio un ataque de ira patriótica y llamó a una “cumbre” de supuestos poderes para “combatir” la corrupción. Fue apenas un entretenimiento para la platea. Con un comunicado desganado, sin decisiones drásticas. Claro, el gobierno sin corrupción sería Tarzán sin Chita.

La corrupción es compañera fiel de estamentos gubernamentales. Una inacabable desgracia.

Tenemos una licitación de Itaipú con sospechas de direccionamiento, tráfico de influencia y sobrefacturación. Y el tema no es que se les niegue a los niños pupitres de excelencia. Se trata de que no roben con el pretexto de brindarles comodidad a los niños. Esto se puede hacer con decencia y honestidad.

El póra de Lalo Gomes exhibió la podredumbre de la justicia, patéticamente servil al crimen.

Ahí está el Congreso Nacional distribuyendo insolentemente salarios de primer mundo en cargos creados con el obsceno afán de alimentar al parasitismo político.

Y el Ejecutivo proponiendo como embajador en Colombia a un individuo que más que currículum ofrece un prontuario.

Aquí, el soporte del poder es la corrupción. El gobierno no puede prescindir de ella. Sería como que Tarzán abandonara a Chita.

nerifarina@gmail.com

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