Roa Bastos, el periodista en los años del peligro

Ayer, 26 de abril, se cumplieron 20 años del fallecimiento de Augusto Roa Bastos, ocurrido en el 2005, en coincidencia con el Día del Periodista. Una casualidad notable, pues don Augusto fue esencialmente periodista y en esa condición sufrió su primer destierro en 1947, año de peligros supremos, incluida una sanguinaria guerra civil.

Roa Bastos, que trabajaba en el diario El País, tuvo que huir del Paraguay y exiliarse en la Argentina debido a su labor periodística, a través de la cual se ganó la malquerencia del régimen del general Higinio Morínigo (1940–1948). Eso desató una nueva dinámica en la vida de Roa con repercusiones en muchos sentidos.

Entre miles de paraguayos refugiados en la ciudad porteña, Roa encontró su lugar en el mundo: en lo personal y, sobre todo, en lo literario.

Gracias a su talento y a todo lo que leyó, logró su espacio vital en el mayor universo literario de habla hispana en toda Sudamérica: la Argentina

Visibilizarse en Buenos Aires como escritor, y ganarse el respeto como tal en aquella exigente urbe fue el corolario de muchísimos sacrificios y de un tesón incontenible.

¿Pero qué hubiera pasado si Roa no hubiese sido periodista, no hubiese escrito en El País aquellos artículos que roían los huesos de la dictadura de Morínigo, y no hubiese tenido que huir del Paraguay, y no se hubiera refugiado en Buenos Aires? La historia se hace con lo que aconteció y no con lo que pudo haber acontecido.

Augusto Roa Bastos dejó a lo largo de su vida testimonios de su condición de periodista y de su amor al periodismo.

En una entrevista que le hiciera Pepa Kostianovsky, publicada en el Dominical de HOY del 18 de abril de 1982, según nos lo recuerda el periodista Aníbal Saucedo Rodas en su libro Augusto Roa Bastos: autoritarismo, cultura y democracia, Roa afirmaba: “Yo creo que soy antes periodista que escritor, aunque al ser periodistas ya somos escritores, porque utilizamos el instrumento de la palabra para comunicarnos”.

Otra vez en el Dominical de HOY, el 27 de marzo de 1983, en entrevista que le concediera a Armando Almada Roche, Roa Bastos volvió a afirmar: “Soy periodista. Siempre lo he sido”.

Entre los años 50 y 60 colaboró con medios latinoamericanos, pero la literatura y el cine lo alejaron del periodismo.

Tras un regreso al Paraguay y su expulsión del 30 de abril de 1982, durante el régimen de Stroessner, Roa retornó a la tarea en periódicos europeos, con el objetivo de revelar la ignominia de un régimen autocrático desconocido en gran parte del mundo. Sus artículos periodísticos y su prestigio contribuyeron a socavar la dictadura estronista.

Los tiempos de Morínigo y los de Stroessner fueron años de peligro para el periodismo y para todo ser pensante que no se sometiera. En ambos tiempos, y en la resistencia, estuvo presente la palabra de Roa Bastos, el escritor supremo hijo de hombre periodista.

nerifarina@abc.com.py

Enlance copiado
Cargando...Cargando ...