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En realidad, cualquier persona decente ya puede saber que la Unión Europea es una dictadura tras leer el Tratado de Lisboa, su remedo de Constitución, que establece un poder ejecutivo hegemónico, un poder legislativo ornamental y un poder judicial complaciente, en el que el gobierno real lo ejercen las corporaciones (ongs), al mejor estilo de “La Doctrina del Fascismo” de Mussolini, por vía del “comité económico y social”, y sus propias autoridades se encargaron de despejar cualquier posible duda subsistente con su ley de servicios digitales que formaliza la censura.
Nadie mínimamente decente, reitero el término, puede ya negar la naturaleza dictatorial, autoritaria y liberticida, de la Unión Europea, pero en nuestro país hay gente que pretende negarla, encubrirla, ocultarla, disfrazarla, que pretende engatusar a nuestro país sobre dicha dictadura.
Cuando alguien niega la evidencia para poner en su lugar una mentira es un bandido. Aunque estos bandidos son tan torpes que hasta hace poco condenaban públicamente a Venezuela y a Nicaragua por hacer las mismísimas cosas que hace la Unión Europea, por eso es tan notorio su bandidaje.
Pero lo hacen por dinero. Cobran de la red de ongs que dependen de la dictadura europea, a la que Javier Milei definió muy correctamente como el brazo armado del globalismo, el movimiento fascista dirigido por el Foro Económico Mundial. Son ensobrados, notablemente protegidos por nuestro Poder Ejecutivo que tiene cajoneada la reglamentación de la ley de transparencia de las ongs.
Y son cipayos, porque siendo paraguayos trabajan por esa dictadura extranjera para ayudarla a mantener su influencia sobre nuestro país.
Todo lo que digo más arriba de la dictadura europea lo dice también ahora el gobierno de Estados Unidos, primero el vicepresidente JD Vance y ahora el secretario de Estado Marco Rubio, quien específicamente habló el viernes del ominoso caso alemán.
Estos cipayos ensobrados son agentes extranjeros. Trabajan por destruir el régimen constitucional paraguayo porque su modelo es la gobernanza corporativa de la dictadura europea.
No entiendo a quién quiere proteger el gobierno al no reglamentar la ley de transparencia de ongs, pero su actitud indica que todavía hay en su seno demasiados agentes del globalismo totalitario.
evp@abc.com.py