Cumplir la misión con amor

Esta fue la tercera vez que Jesús resucitado se apareció a los apóstoles, dándoles fuerte seguridad de que el Resucitado es el Crucificado.

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Participa en su pesca con preciosas orientaciones, y después comparte feliz una comida más con ellos.

Enseguida entabló un diálogo con Simón Pedro, que había mostrado mucha disposición para encontrarse con Él, pues estaba en medio del lago, se tiró en el agua y fue nadando hasta la orilla.

Jesús le dijo: “Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos?” y él le respondió: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Y Jesús le señaló: “Apacienta mis corderos”.

Por tres veces el Señor le hizo la misma pregunta, no por dudar de la sinceridad de Simón, sino para sanarlo de la triple negación que le había hecho en las trampas de la Pasión.

Antes de conferir a Pedro la exigente misión de apacentar sus corderos y sus ovejas, el Señor quiere una manifestación de su amor, porque es justamente esto lo que Él espera de nosotros: un amor sincero.

Dios no necesita de nuestra sabiduría, técnica, habilidades y recursos, sino “necesita” que estemos enamorados de Él, de su causa, que es la construcción de su Reino eterno, en nuestro pequeño reino terrestre, tan inestable.

Sabemos bien la fuerza del amor en nuestra vida, pues basta ver cuánto hace una madre por su hijo enfermo, cómo mueve cielo y tierra para que él se recupere. Asimismo, la historia muestra ejemplos heroicos de amor de hombre y mujer, que superan mil dificultades para estar con la persona amada.

El Señor nos da una hermosa misión: ser testigos de su Resurrección, pero buscando los bienes de lo alto, lo que implica formar una conciencia crítica que sea cristiana, de constituirse en ciudadano activo dentro de la sociedad, y jamás ser miembro de una masa irresponsable, que se vende al mejor postor.

Para ser eficaz en la misión que el Señor nos da es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres, como justamente dirá Simón Pedro delante de sus verdugos: ¡esto significa el coraje del amor!

Seamos honestos al contestar esta pregunta: ¿si no realizamos con disponibilidad la misión que el Señor nos encarga, no será precisamente porque muy poco le amamos? Y lo que es igualmente grave: hacemos poco para conocerle más y mejor.

El sucesor de Pedro, Francisco, ha muerto, recemos para que el nuevo Papa sea de acuerdo al corazón de Cristo, pues el Papa lo representa verdaderamente en este mundo.

Paz y bien

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