“Y las aguas no corrieron”

En el recordado y trágico suceso del supermercado Ycuá Bolaños fallecieron más de 400 personas y otra gran cantidad quedó con heridas de consideración. La causa principal de tantas muertes se debió a que las puertas del comercio se cerraron por dentro, quedando atrapada una inmensa cantidad de gente, entre ellas niños y mujeres, en medio de ese gran infierno rojo.

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La actual inundación que se da en el Alto Paraguay, afectando a las familias de Fuerte Olimpo y Bahía Negra, tiene características similares al acontecimiento del Ycuá Bolaños; por suerte no con muertes, pero sí con profundas pérdidas económicas. Pues sucede que se cerraron los correderos naturales de agua, con la eliminación de puentes y la construcción de represas.

Desde el 2019, todo el departamento estaba padeciendo una dura temporada de sequía. La falta de grandes lluvias hizo que, desde entonces, se tuviera que asistir con agua tanto a poblaciones como a los pequeños ganaderos, pues los tajamares y riachos estaban secos. En todo este tiempo, los caminos no eran preocupación, a no ser por la inmensa polvareda o los famosos talcales, a tal punto que, cuando se producía la rotura de algún puente de madera, las autoridades del Ministerio de Obras Públicas y de la misma Gobernación hacían lo más práctico: reemplazaban la pasarela por pequeños tubos o simplemente cargar de tierra dichas aberturas.

Este tipo de trabajo se hizo a lo largo de los caminos que conducen a Fuerte Olimpo y Bahía Negra. Era una respuesta rápida de las autoridades para permitir la circulación de los vehículos, a un costo ínfimo. Nadie se percataba del tremendo delito ecológico que se estaba cometiendo, pues no había agua.

Y precisamente, la falta de agua en todos estos seis años de sequía hizo que ganaderos inescrupulosos procedieran a construir represas en sus propiedades, por donde pasan los riachos, como en el caso del dique construido en el riacho Florida. A pesar de haber sido constatado por el Ministerio Público, nunca los fiscales se animaron a ordenar su destrucción.

Los resultados de estos crímenes ecológicos no tardaron en manifestarse, pues, a pesar de que se produjeron grandes lluvias, las aguas debían escurrirse de forma rápida, ya que los cauces naturales estaban totalmente secos. Lastimosamente, esto no sucedió, pues estos correderos estaban taponados.

Las aguas se dispersaron en diversas direcciones, hasta lugares donde no llegaban, produciendo cuantiosos daños económicos a los pobladores, sobre todo a familias humildes de la zona. La irresponsabilidad de las autoridades y de algunos ganaderos produjo esta inusual inundación, con sus consecuencias económicas y sociales desgarradoras.

calmiron@abc.com.py

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