Autoconsumo

El Dr. Gaspar Rodríguez de Francia, uno de los mayores exponentes políticos de nuestro país, con su política de “autoconsumo” impuesta para asegurar la soberanía del Paraguay entre los años 1815 y 1840, no solo logró su objetivo, sino que además inculcó a los compatriotas de aquella época la imperiosa necesidad de producir alimentos sin tener que depender de otros países.

El actual aislamiento que afecta a los pobladores del Alto Paraguay pone de manifiesto la urgencia de implementar esta misma política de autoconsumo entre los habitantes de estas lejanas comunidades.

Los productos hortícolas y frutales ofertados en los comercios de la zona son traídos, en su gran mayoría, desde la misma capital del país. Esto hace que los precios se eleven por el sobrecosto del pago de fletes y ahora, por la falta de caminos, se tripliquen de forma exagerada, en detrimento de las humildes familias y, sobre todo, ante la carencia de trabajo.

¿Cómo se puede entender que, a sabiendas de que la tierra es apta para cualquier tipo de cultivo, no se pueda producir estos productos en esta parte del país? La respuesta es más que sencilla: se presentan dos realidades. La primera es que el chaqueño es netamente ganadero, es decir, las personas se dedican a la cría de ganado; y la segunda, que no existen políticas por parte de las autoridades que enseñen a los pobladores las ventajas de dedicarse a la actividad agrícola.

En las comunidades existen algunas pocas personas o familias que realizan cultivos, sobre todo hortícolas, pero no de forma permanente y solo en determinada época del año, debido precisamente a la falta de capacitación y, sobre todo, al escaso acompañamiento por parte de las instituciones estatales responsables, como el propio Ministerio de Agricultura y Ganadería.

Además, tampoco se brinda la oportunidad de conceder créditos blandos a largo plazo de pago a estas familias para la compra de elementos agrícolas, como los sistemas de riego y sombra, a fin de que el cultivo se realice durante todo el año y así asegurar la existencia permanente de estos productos en los comercios, así como también un ingreso económico interesante para los productores.

Para el Estado, es mucho más fácil asegurar el pago de los subsidios a las familias de la zona, ya que esto garantiza los votos para los políticos. Se aplica la vieja frase de siempre: se les da el pescado a las personas, pero no se les enseña a pescar. Con esto, se asegura su lealtad de una forma más que humillante. Es momento de implementar la política de “autoconsumo” para las familias del Alto Paraguay.

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