¿Cuándo se jodió el Paraguay?

¿En qué momento se jodió el Perú?, pregunta un personaje de Vargas Llosa en “Conversaciones en la Catedral”. La misma pregunta podemos hacer nosotros: ¿En qué momento se jodió el Paraguay? Respuesta: Fue cuando alguien vertió el veneno de la ambición en el oído de Horacio Cartes señalándole el Palacio de Gobierno.

Se afilió a la disparada al Partido Colorado y comenzó a tejer el hilo que pronto enredaría al país. Una bien aceitada convención partidaria bajó a un año la exigencia de una antigüedad de por lo menos 10 años, como afiliado, para candidatarse.

Llegó a la presidencia de la República, se enamoró del cargo y quiso repetirlo contra el mandato constitucional. Esta aspiración se saldó con el asesinato de un joven liberal, graves heridas a un diputado del mismo Partido y la quema parcial del edificio del Congreso.

El Partido Colorado, en su larga historia (se fundó en 1887) siempre tuvo dirigentes colorados en la cúpula. Fueron los tiempos en que los colorados eran colorados y los liberales, liberales. En la era Cartes se impuso una mezcolanza que destiñó a los Partidos. La irrupción de los tránsfugas manchó más todavía la vida política. Los antiguos ideales terminaron en una chequera. Ella es la que ordena, por ejemplo al Parlamento, para que en Itaipú no entre ningún organismo de control, al contrario del gobierno brasileño que pone a disposición de la ciudadanía los gastos de la entidad binacional, como debe ser, cuando se trata de dinero público. Es evidente que el gobierno cartista nada quiere saber de transparencia. Esta oscuridad permite los grandes robos.

El que fuera hombre fuerte del estronismo, Alejandro Cáceres Almada, había dicho: “Solo la corrupción echará al Partido Colorado”. Lo dijo para que se entendiera que el Partido nunca caería porque no estaba en la corrupción. Precisamente la corrupción lo mantiene en el Poder. ¿Por qué no cae?

Alfredo Boccia Paz acaba de darnos “Por qué ganan (casi) siempre – Claves de la hegemonía política de la ANR en el Paraguay” (Edit. Servilibro). Un libro imprescindible para saber cómo es posible que un Partido Político permanezca tanto tiempo en el poder. Permanencia cuya causa ni el más sesudo analista podría desentrañar; se perdería en esa jungla poblada de reptiles venenosos; monstruos de dos mandíbulas y cuatro manos que devoran cuanto encuentran; animales prehistóricos que dejan a su paso la descomposición moral. Adentrarse en esta jungla para conocerla no siempre tiene éxito. Menos para Mengo Boccia, un estudioso inteligente, metódico, perseverante, comprometido con la investigación paciente. Además, escribe endiabladamente bien.

Sus análisis sobre la realidad nacional son certeros y hacen pensar a sus lectores de buena voluntad. Los otros no piensan porque tienen la mente ocupada en otros asuntos que, precisamente, son el tema de los comentarios.

En este nuevo libro, Boccia hace un largo y ameno recorrido por nuestra historia política, siempre cargada de malos presagios. Estudia y analiza las causas y los efectos de la fundación de los partidos tradicionales, sus tropiezos, su impacto en la vida nacional; los desencuentros siempre onerosos.

Apoyado en una extensa bibliografía, Boccia llega hasta nuestros días en los que la mejor documentación es la vida cotidiana de los políticos. Esa vida que nada esconde, que se exhibe sin pudor, con arrogancia, altanería, prepotencia, corrupción. Entonces entendemos “Por qué ganan (casi) siempre” los políticos desinteresados del país, pero muy interesados en el “vamos a estar mejor”. Y lo están jodiéndole al país.

alcibiades@abc.com.py

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