Lo que reveló el caso Prieto

Los hechos sucedidos con respecto a Miguel Prieto, derivados del dictamen que la Contraloría General envió al Poder Ejecutivo sobre la Municipalidad de Ciudad del Este, confirman que, lamentablemente, la oposición autodenominada “democrática” recurre a todo lo que habitualmente critica al cartismo cuando lo necesita.

La oposición autodenominada “democrática” denomina “chicanas” a los instrumentos legales de defensa cuando los usa el cartismo, pero recurre a esos mismos instrumentos, cambiándole el nombre, para defender a Miguel. Cuando los cartistas minimizan irregularidades, la oposición autodenominada “democrática” los acusa de “blanqueo”, aunque ahora repite en su propio beneficio el mismo esquema, con otra denominación, por supuesto.

Para la oposición autodenominada “democrática, los parientes de cartistas contratados en la función pública son “nepobabies”. Los contratados parientes de Miguel son una mera anécdota que no debe merecer atención.

El apriete mediático, impulsado desde la oposición autodenominada “democrática”, a quien se atreva a criticar a Miguel no conoce límites y es, en realidad, mucho más opresivo que cualquier campaña que haya desarrollado el cartismo. Pero no se cuenta ni se dice porque, además, denunciarlo supone el ostracismo social.

La oposición autodenominada “democrática” pues, no solamente repite todo lo que critica al cartismo, sino que agrava alguna de sus peores prácticas: Proyectada su presente conducta a su eventual gobierno en 2028, los paraguayos no tendremos un cambio institucional cualitativo y, encima, padeceremos un conjunto de ideas económicas patéticas.

Estas quedaron expuestas en las sucesivas discusiones sobre proyectos de reforma, desde la superintendencia de pensiones hasta “Hambre Cero”; desde el presupuesto de salud hasta su defensa del colonialismo europeo con la R1115, por citar algunos ejemplos.

Dijo Thomas Jefferson en la Declaración de la Independencia de Estados Unidos que “toda la experiencia ha demostrado que la humanidad está más dispuesta a padecer, mientras los males sean tolerables, que a hacerse justicia aboliendo las formas a que está acostumbrada” y las trágicas experiencias de Alemania del Este, Cuba y Nicaragua demuestran que el mero reemplazo del gobierno no garantiza la supresión de los abusos y que, en esos tres casos, los abusos pueden agravarse.

Por cosas como las señaladas más arriba, la oposición autodenominada “democrática” no es percibida como una alternativa de cambio sino como más de lo mismo, con otro color. Razón que explica los repetidos triunfos del Partido Colorado en las elecciones, pues la lógica sintetizada por Jefferson es la del sentido común de todas las sociedades.

A mi modo de ver la cosa es más grave todavía que todo eso, pues ahora hay elementos en esa oposición autodenominada “democrática” que justifican la ruptura institucional con tal de instalarse en el poder que el pueblo les niega; de abrazarse a la narrativa de un supuesto fraude electoral para justificar el atajo golpista.

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