Política y sociedad violenta

En tema de violencia, la sociedad está al límite. Totalmente desbordada. Cada día, la situación es peor, sin visos de solución. La policía no da abasto. Faltan patrulleras, más agentes por las calles y más tecnología, quizás.

Los fiscales no hacen en forma su trabajo y los jueces son muy permisivos con los delincuentes. Todo se soluciona a platazo limpio. Solo los que son muy pobres van a parar a la cárcel. El sistema judicial está más prostituido que nunca.

Muchas personas en la cárcel no tienen ni proceso. Estarán ahí hasta que Dios diga basta. Tal vez llego la hora que los parlamentarios cambien las leyes penales y elaboren otras más fuertes y duras. Y ver si no se puede bajar a 14 años para penalizar a los adolescentes que cada vez cometen delitos en edades muy tempranas. En Francia se castiga con cárcel desde 14 años.

Ya vendrán los defensores de los derechos humanos a dar el grito al cielo. Pero como va a tener derecho el delincuente, mientras las víctimas carecen de derechos. El mundo del revés. La justicia para el malevo y la persona honesta está a abandonada a su suerte.

Ya sabemos que las causas de la violencia es la falta de educación, la pobreza, la corrupción reinante, la impunidad, la drogadicción, la falta de la ética y de la moral. En fin, son muchos factores que intervienen en este asunto acuciante qué nos desespera con todas las noticias que recibimos cada momento en la prensa. Ya llenamos de alarmas y cámaras las calles y las casas. Tenemos rejas y murallas altas, ya nos juntamos los vecinos en comisiones alertas ciudadanas. Llamamos al 911 y nos informamos puntillosamente sobre la inseguridad. Es cierto que no dominamos los artículos del Código penal y procesal penal porque no somos juristas ni docentes universitarios. Pero las autoridades tampoco se ocupan de nosotros la ciudadanía para conocer perfectamente nuestros derechos y obligaciones. Estamos todos desamparados. Esto es un caos y una anarquía. Es un sálvese quien pueda. Y al que le toca la mala suerte, le toca. Lo peor es que los legisladores y los poderosos tienen custodia de día y de noche, el pueblo no cuenta con ni un recurso para defenderse. Es impresionante la cantidad de robos, asaltos, crímenes, feminicidios y gentes desaparecidas.

Yo no se porque Santi Peña no toma medidas como Bukele en el Salvador. Tiene miedo este Presidente paraguayo. No tiene coraje. No tiene valentía para terminar con este desorden y con este desastre que nos hace vivir con el Jesús en la boca.

Mientras los cartistas se pelean por ocupar todos los lugares disponibles donde robar, es desde luego, muy difícil que se ocupen de nosotros. Los mismos cartistas perversos, ladrones y criminales, les hace pasar hambre a su pueblo.

Sus operadores políticos se pasan casa por casa buscando afiliar al coloradismo a los jovencitos de 18 años. Quieren que los 8 millones seamos todos de ellos. Hasta ese punto de desesperación llegan. Les prometen trabajos y todos los privilegios. Suerte que la juventud está despertando. Ya no cae en esa trampa.

Este gobierno es peor que en la época de Stroessner. Si el pueblo no reclama. Si no se levanta todo va a estar más complicado. Ni salud, ni educación ni seguridad. Organizarnos es la clave. En cada ciudad, en cada barrio podemos dar una idea para luchar qué esto no avance. Gente, la cuestión está terrible.

Lo sabemos todos y lo sufrimos a diario. Es hora ya de despertarnos y hacer la revolución compañeros. Por nuestros hijos y nietos. Por la patria soñada.

blila.gayoso@hormail.com

Enlance copiado