Rally a lo “paraguayoite”

La emoción con la que se anunció que Paraguay sería sede del Campeonato Mundial de Rally (WRC, por su sigla en inglés) contrasta fuertemente con la escasa acción del Gobierno Nacional para estar realmente a la altura de un evento de tal magnitud. En teoría, esto debería ser una oportunidad histórica para el país. En la práctica, lo que tenemos es otra edición más del deporte nacional: improvisar a último momento.

Se estima que el departamento de Itapúa recibirá a más de 250.000 personas entre equipos, turistas, medios de comunicación y fanáticos del automovilismo. Este evento no solo representa visibilidad internacional, sino una inyección económica directa al sur del país. Sin embargo, a tan solo un par de meses del inicio, los caminos por donde se moverán miles de vehículos siguen en estado lamentable.

El ambiente en la región parece calcado al del año pasado, cuando se hizo el anuncio con bombos y platillos. Con todo ese tiempo de ventaja, poco se ha hecho. Las promesas iniciales incluían mejoras sustanciales en infraestructura vial, con la intervención de rutas clave como las rutas PY06, PY08, D047 (Carmen del Paraná-La Paz), D054 (Sector Nueva Alborada), y caminos vecinales como Calle H (Gral. Artigas–Fram) y la ruta 14 (Cambyretá, Nueva Alborada, Trinidad).

Pero, al día de hoy, solo se ha iniciado la rehabilitación parcial de las rutas D047 y D054, en un tramo que comprende 58 km entre Carmen del Paraná, La Paz y Capitán Miranda. ¿Y el resto? Aún en la eterna espera de que el Estado reaccione.

El Gobierno parece no dimensionar la importancia real de este tipo de eventos. El Rally no es solo un espectáculo deportivo, es una vitrina para el turismo, la inversión extranjera y, sobre todo, una excusa válida para invertir en regiones del interior históricamente postergadas. Pero mientras sigamos apostando al modelo del “a lo paraguayoite”, seguiremos desperdiciando oportunidades de oro por falta de visión.

La desidia institucional con que se maneja este proyecto es reflejo de una cultura más amplia: querer los mejores resultados sin planificación, sin inversión y sin compromiso. Creemos que con entusiasmo basta, pero la realidad, una vez más, nos pasa por encima con una dosis de tierra roja y baches.

El Rally Mundial puede ser un punto de inflexión para Itapúa y para el país. Pero para eso hace falta más que discursos: se necesita decisión política, planificación técnica y acción inmediata. Porque el polvo que levantarán los autos de competencia no debería tapar —una vez más— el abandono del Estado.

sergio.gonzalez@abc.com.py

Enlance copiado