Un fenómeno lingüístico sin padre ni madre

Nació y creció gracias al mestizaje, inmerso en las incipientes colonias españolas de la Provincia del Paraguay, y ganó espacios en las reducciones guaraní-jesuíticas de la región en los siglos XVII y XVIII, a raíz de la necesidad de la evangelización en lengua nativa, y al parecer últimamente ha llegado a la madurez, tanto que a nivel nacional e internacional se habla de que estaríamos ante una virtual tercera lengua del país.

El jopara, que los académicos del guaraní llaman también “jehe’a”, es un fenómeno lingüístico en sí mismo, es una novedad, teniendo en cuenta la preexistencia del castellano y el guaraní.

Esta fusión lingüística, que es patrimonio de Paraguay, y que ya amenaza con extenderse a zonas limítrofes con Argentina, como la provincia de Misiones, donde se la conoce como “guaraní paraguayo”, no tiene padre ni madre, es un huérfano que va de boca en boca y tiene todavía una escasa literatura, porque, aunque millones lo hablan, el jopara carece aún de reglas y, es más, pareciera que estamos convencidos de que no debería tenerlas.

Se puede pensar que el jopara (o “jehe’a”) cae bajo el dominio de la academia o los académicos del guaraní, pero las declaraciones desde ese sector, indican que no. Y lo mismo ocurre desde la banca de los académicos de la lengua española a nivel país. Es decir, que académicamente el jopara no es guaraní ni castellano, es un fenómeno lingüístico “nuevo” que no ha encontrado todavía amparo.

Tampoco existen indicios de que pueda ocurrir eso. Ya en el 2006, el entonces académico de número de la Academia Paraguaya de la Lengua Española Manuel E. B. Arguello, fallecido en el 2009, escribía en un boletín de esa entidad, que “…mirando bien las cosas parece ser que el jopara es la lengua nacional, porque es la que se oye desde los ámbitos universitarios hasta los ranchos y las sementeras”.

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Sin embargo, párrafos más abajo sostenía que “Esta tercera lengua no surgió de la suma de las otras dos, sino de la resta hecha en la gramática y en el léxico de ambas. Naturalmente, tal situación idiomática tiende a desplazar, por igual, al castellano y al guaraní. Si analizamos nuestra situación idiomática con rigor, veríamos este panorama desalentador: que en todos los niveles de la vida nacional estamos empleando una lengua híbrida, deteriorada y a la que se vienen sumando porteñismos y, últimamente, brasileñismos”.

Mas cerca en el tiempo, en el 2018, desde el otro sector, el destacado académico del guaraní David Galeano Olivera escribió en una carta a un diputado nacional, que luego se publicó en las redes bajo el título de “No al jopara (guaraní paraguayo)”, que “Usted debe saber que a más jopara, el resultado será menos guaraní y finalmente, la muerte del guaraní”.

Se puede interpretar, en esta frase, que el jopara es un enemigo mortal del guaraní, pero el contexto es muy amplio, pues esa nota en realidad era en rechazo a un proyecto de ley que pretendía sustituir la enseñanza del guaraní por el “guaraní paraguayo” o jopara.

De todas formas, Galeano Olivera dejaba también en claro una realidad lingüística, triste en este caso, sobre el jopara: “No existe ninguna gramática elaborada sobre el guaraní paraguayo más conocido como jopara”, y se preguntaba, casi acusando: “cuáles son sus reglas ortográficas, cuál es su morfología y cuál es su sintaxis”.

En enero pasado, la BBC de Londres tituló: “Jopará, la combinación del guaraní y el español que se convirtió en la ‘tercera lengua’ de Paraguay”, con base a una entrevista a Galeano Olivera, quien entre otras cosas dijo a dicho medio internacional que “más que una lengua, el jopará es un cambio de código en el momento del habla que le permite al bilingüe paraguayo pasar de un idioma al otro incluso dentro de un mismo enunciado”.

Por su parte, Javier Viveros, miembro tanto de la Academia de la Lengua Española como la del Guaraní y actual titular de la Secretaría de Políticas Lingüísticas (SPL), coincidió recientemente en entrevista con la “Nueva Revista de Literaturas Populares”, medio digital universitario de Argentina, que el jopara “es simplemente la combinación de las dos lenguas, castellano y guaraní, en distintos grados, tanto a nivel léxico como gramatical”.

Añadió que el jopara, “además de representar un fenómeno lingüístico, también refleja ese encuentro constante de la biculturalidad hispano-guaraní”.

Justamente, para analizar la situación de este “huérfano lingüístico” que es el jopara, para este sábado 13 de setiembre se anuncia una Conferencia Regional sobre Fusión Lingüística y Bilingüismo (Jopara I) en Santiago, Misiones, una ex reducción guaraní-jesuítica, que reunirá a especialistas de Paraguay y las provincias argentinas de Misiones y Corrientes, que hace 300 años también fueron territorios evangelizados por los jesuitas.

Será una buena oportunidad para saber para dónde va el jopara, si seguirá creciendo, para acabar finalmente, algún día, con el guaraní, o si convivirán armónicamente, complementándose cada vez más.

JBC

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