Al día siguiente de su testifical me escribió: “Esto fue ayer comparto con Ud. Gracias a Dios todo bien. Así como le dije firme y con la verdad”.
Ahora sabemos que Moral se fue como cordero al matadero. Hasta que no aparezca otro motivo, podemos sospechar que caminó hacia su muerte el día que se atrevió a hablar contra la mafia. Relató cómo, la noche del 26 de mayo del 2023, su superior le ofreció G. 10.000.000 para ingresar el celular. “Me dijo que ese dinero estaba a mi disposición para cuando yo quiera”, declaró.
Al entonces Mayor Guillermo Moral intentaron sobornarlo con un sobre de dinero, pero él rechazó la plata. Su heroísmo fue más lejos: dos años después del episodio, acudió ante la justicia a testificar a sabiendas que el año pasado ya intentaron acabar con él.
El viernes antes de que amaneciera fui a despedirme de él a la funeraria y lo vi por primera vez. Imposible resistir al huracán de sentimientos encontrados al verlo en un cajón: profunda rabia, impotencia, vergüenza, frustración. Resonaban en mi cabeza la promesa que hicieron en la radio, de que Moral tendría protección “por mandato del propio Presidente de la República Santiago Peña”.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
No cumplieron. Le fallaron.
Para todos los que están justificando contra viento y marea los cientos de miles de dólares en efectivo y sin trazabilidad volando de aquí para allá en la residencia presidencial, la muerte de Guillermo Moral interpela. A un militar de carrera lo mataron por resistir un soborno de diez millones de guaraníes mientras algunos siguen excusando y defendiendo sobres de cientos de miles de dólares, en efectivo, facturas a terceros, avión y camioneta de contratista chino.
La historia registrará algún día que un hombre murió por rechazar un sobre de diez millones de guaraníes, mientras en Mburuvicha Róga los sobres con cientos de miles de dólares se paseaban por un quincho. En este país, resistir cuesta la vida; para defender lo indefendible basta un silencio presidencial y un montón de hurreros. Si la muerte de Guillermo Moral no nos avergüenza, nada nos salvará. No se trata solo de un crimen, sino de un espejo que nos devuelve quiénes somos frente al poder.
mabel@abc.com.py