Pidiendo hablar con responsables del Directorio del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) sobre el comunicado antiisraelí que publicaron el 1 de octubre, informaron a mis compañeras de Producción que el vocero designado para la materia era Tito, por lo que se le pidió la entrevista que luego se produjo.
Tito empezó, y yo lo tomé como un chiste, diciendo que lamentaba no haberme tirado al río Jejuí durante una gira política en la que lo acompañé a San Pedro en 1994 por ahí, pero en el curso de la comunicación confirmó que no lo dijo tanto como chiste sino como deseo, pues no tardó en espetarme que yo siempre luego fui cartista aunque “después nomás te enojaste con Cartes” y “ahora estás de nuevo…”
Entre paréntesis, supongo que se refería al notorio hecho de que le dije a Horacio que nunca apoyaría la reelección, “ni la de él, ni la de Dios”, porque creo que la reelección nunca trajo nada bueno a nuestro Paraguay, tiempo después de lo cual me echaron de los medios del grupo Cartes.
Todo indica que recurrió a ese argumento ad hominem para no discutir el tema del comunicado porque me interrumpió con la mencionada satanización en el momento en que empecé a leerle el penúltimo párrafo del comunicado antiisraelí del PLRA que hace suyo el discurso que a escala global difunden las organizaciones del Foro Económico Mundial acusando a Israel de matar a gazatíes como si Israel no hubiera sido el agredido con la horrenda matanza del 7 de octubre de 2023.
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El comunicado se articula, en general, sobre la idea de que ponernos del lado del agredido es por culpa del cartismo. Entonces le pregunté si Donald Trump también era cartista por apoyar a Israel y contestó que “Trump es el jefe” y breve instante después dijo simplemente “doy por terminada esta conversación” y cortó.
La comunicación completa está en mi cuenta de Twitter (“X”) porque evidencia que la oposición autodenominada “democrática” no solamente no admite disenso alguno, sino que busca aplastar a cualquiera que se atreva a discutir sus dogmas, a revisar sus números, a cuestionar sus relatos, a escrutar su narrativa.
Yo no cambié ni medio milímetro con respecto a la reelección y tampoco cambié sobre lo que creo que es el modelo de negocios del cartismo, pero como jamás me voy a alinear con los que exigen obediencia ciega y nunca voy a renunciar a la capacidad humana de discernir, entonces la oposición autodenominada “democrática” prefiere arrojarme al río Jejuí.
Si esta gente con esta actitud llega al gobierno, Kim Jong Un quedará reducido a la categoría de un poroto.
evp@abc.com.py