Estafa climática

El clima en nuestro planeta cambia constantemente desde sus orígenes hace unos cuatro mil quinientos millones de años. Enfriamientos tremendos sucedieron al infierno original y después vinieron nuevos calentamientos y nuevos enfriamientos.

El noventa y nueve por ciento de ese tiempo transcurrió sin presencia humana, pues los seres humanos somos nuevitos en el planeta, considerando sus tiempos. Tenemos apenas tres o cuatro millones de años acá si incluimos a las especies de las que venimos, descendientes a su vez de los mamíferos que sobrevivieron al meteorito que aniquiló a los dinosaurios, hace sesenta millones de años.

Ya con nosotros en el planeta, nuestro planeta, hubo varios periodos de calentamiento y enfriamiento de los que fuimos juguetes inocentes, pues nuestros primeros padres y ancestros no tuvieron industrias sino hasta hace doscientos cincuenta años y, aún si hubiera habido otras civilizaciones industriales previas cuyos vestigios se hayan perdido, aún así, los ciclos climáticos se suceden bien documentadamente sin la más mínima influencia humana.

La glaciación que duró desde hace unos cien mil y algo años hasta hace unos once o doce mil años, fue seguida de un brutal calentamiento que derritió por completo la gélida cobertura que afectaba a enormes porciones del planeta, elevando de modo gigante el nivel de los mares, hasta donde están ahora, que es cuando los registramos los seres humanos.

Ese periodo está estudiado con mayor nivel de detalle y documentación que todos los anteriores y se produjo sin intervención humana alguna, pues nuestros ascendientes deambulaban por el planeta cubiertos con harapos sobreviviendo apenas en la competencia con los demás seres vivientes por comida y refugio.

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El clima del planeta cambia constantemente y no dejará de cambiar hasta que nuestra Tierra querida sea consumida, dentro de unos previstos cinco mil millones de años, cuando nuestro Sol se convierta en una estrella gigante roja en su estertor final camino a convertirse en una enana blanca.

La idea, pues, de que los seres humanos somos culpables del supuesto “calentamiento global” (“cambio climático antropogénico”) contrasta de modo flagrante con la historia planetaria.

Puede alegarse que los seres humanos no teníamos antes todo el aparato industrial y agropecuario que hoy nos brinda bienestar y seguridad, pero las proyecciones y predicciones realizadas como “evidencia” de nuestra “culpa” sobre el clima, que ya llevan casi cincuenta años aterrorizando a la gente, no se cumplieron. No se están cumpliendo. Ninguna, cero, se ha cumplido.

No se elevó el nivel de los mares, no cambió significativamente la temperatura global, los extremos de temperatura que usan asiduamente para asustar tienen, todos, precedentes, y algunos bastante más graves que los actuales.

Por lo que estos incumplimientos de estas “profecías científicas” y la historia de nuestro planeta permiten decir con seguridad que lo que Donald Trump dijo ante la organización fascista conocida como “Naciones Unidas” es verdad: El “cambio climático antropogénico” es una estafa, de arriba abajo y de derecha a izquierda.

evp@abc.com.py