El país de los que dejan una huella valiosa

De manera recurrente el Paraguay nos presenta dos caras opuestas. El país de gente que nos avergüenza, por un lado, y el de gente admirable, por el otro. Y cuando estamos abrumados por ese primer país, aparece el otro y emerge el gozo de tener compatriotas a quienes celebrar. Como Berta Rojas, por ejemplo.

El jueves 30 Berta presentó al público una obra cumbre en su historia, una de las más logradas: el documental La huella de las cuerdas. Un soberbio trabajo de investigación, rescate y valoración de instrumentos de cuerda que arropan la música latinoamericana. Así, vimos instrumentos hermanos de la guitarra, llegada aquí en la era de la Colonia, que no conocíamos y que ahora conocemos.

Pero La huella de las cuerdas no se trata solo de un vídeo musical. Es un itinerario de la ligazón cultural profunda de esta América cuyo espíritu se eleva con una expresión genuina que le caracteriza: las cuerdas musicales que llevan adheridas las alegrías, las tristezas, las desazones y las esperanzas de un pueblo de sentimientos y principios sencillos, pero tenaces.

Para lograr esto, Berta y su equipo visitaron varios países y ella tocó con tantos músicos en un marco exótico, vibrante y a la vez erudito.

Esta obra de descubrimiento, que ya es patrimonio latinoamericano, se debe al deseo y la voluntad de una paraguaya que fue el vértice de un equipo formidable integrado por paraguayos y por notables figuras extranjeras.

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Esto me llevó a recordar aquel portentoso trabajo de Ricardo Flecha, El canto de los karai, que en el 2005 elevó el idioma guaraní a una cúspide con la interpretación de clásicos latinoamericanos en nuestra lengua ancestral. Y en compañía de figuras de la talla de Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez, Teresa Parodi, Víctor Heredia y tantas otras.

El Paraguay de la gente admirable. De la gente que se da a la Patria y no se sirve de ella.

Berta, su equipo humano y su obra fueron el jueves pasado un bálsamo frente a ese otro Paraguay que quisiéramos ver esfumado:

El Paraguay de la obscena ostentación de nuevoriquismo de una diputada cartista de quien se sospecha que no podría hacer una trazabilidad que justifique genuinamente la fortuna que gastó en festejar su cumpleaños. Un festejo en el que la exageración de lo fastuoso rayó en lo kitsch.

El Paraguay de la senadora cartista acusada de montar un esquema de “peaje político” mediante el cual les quita parte de su salario a los funcionarios a los que ella introdujo en la Cámara.

El Paraguay de corrupción, nepotismo y encubrimiento a ignorantes que exhiben títulos falsos y hacen el ridículo donde vayan.

Frente a ese, tenemos un Paraguay de gente que deja huellas preciosas.

Como Berta, quien puede decir, como Hérib Campos Cervera en Un puñado de tierra al referirse a la Patria: “Yo sé que estoy llevando tu Raíz y tu Suma / sobre la cordillera de mis hombros”.

nerifarina@gmail.com