Ni Peña ni nadie del gobierno salió a desmentir estos dichos. Se desconoce si es porque no creen seria la denuncia o al denunciante o porque consideran inconveniente meterse en una polémica de este tipo a esta altura del mandato de un presidente ya bastante desgastado por otras denuncias.
Sin embargo, gran parte de la ciudadanía tiende a creer que Peña es capaz de hacer ofrecimientos así, dado que ha demostrado pocos escrúpulos para involucrarse en negocios con dinero público y construirse una mansión en San Bernardino a la vista de la gente que apenas llega a fin de mes con sus ingresos.
El mandatario, además no dudó, ni antes ni ahora, en elogiar a personas de dudosa reputación, como el caso de Óscar González Daher (+) o, más recientemente, al senador Javier Zacarías Irún, político no muy apreciado en su mismo feudo, como lo demostró la reciente elección de intendente en Ciudad del Este.
Peña, pese a todo, sigue queriendo presentarse como un presidente que hace cosas por el país, sacándose fotos junto a casas, rutas o ambulancias, algunas de ellas financiadas por el dinero de “gastos sociales” de Itaipú, que tienen un tufo a sobrecosto y negocio para los amigos, especialmente tras el caso de los pupitres chinos.
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A este ritmo de desprestigio, que solo tiene visos de aumentar con el correr de los meses, la duda que sobrevuela en carpas del cartismo es cómo hacer campaña para las elecciones municipales del 2026 y luego en las generales de 2028.
Intentar desprestigiar a sus rivales políticos con la acusación de que son corruptos suena ridículo y, de hecho, se reveló como absolutamente inútil en el caso de Miguel Prieto.
Azuzar a los liberales para que se dividan con el argumento de que han renunciado a su candidatura en favor de otros partidos más chicos, no suena sensato, dado que los colorados han afiliado a simpatizantes de otros partidos, como el mismo Peña, del PLRA, por carecer, aparentemente, de mejores opciones.
Alternativas, como usar el Poder Judicial para meter presos a todos los rivales, cambiar la Constitución y habilitar la reelección o hacer trampa en las elecciones tampoco parecen salidas viables.
Son tiempos difíciles para el oficialismo.
mcaceres@abc.com.py